Opinión

La hora del totaí

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11 de diciembre de 2018, 4:00 AM
11 de diciembre de 2018, 4:00 AM

Los gobernantes nacionales al fin se subieron al último vagón del tren regional de los agrocombustibles formalizando el negocio del alcohol como aditivo de la gasolina, pretendiendo ahora seguir en la misma ola para concretar el negocio con el biodiésel. Aprovecho el calambre para informar que el humilde, modesto y despreciado Totaí (Acrocomia aculeata) ha superado todas las expectativas de los científicos. Se puede emplear en la alimentación humana, la oleoquímica y la cosmética, industrias que pagan mucho más que la de los biocombustibles. Hasta solo unos años, la especie se veía solo como una fuente de biocombustible muy prometedora. Hoy es una planta de usos múltiples con un potencial enorme que está a punto de despuntar. Esta palmera rústica, que en el oriente boliviano conocemos como totaí, se denomina macaúba en Brasil; cayete, ocorí coquito en Argentina y Paraguay; es nativa de las regiones cálidas desde México hasta Argentina. Probablemente la mayor densidad de individuos por superficie se encuentre en el corazón de Sudamérica: Santa Cruz. Su fruto se divide en cuatro partes: la cáscara o pericarpio, la pulpa o mesocarpio, el endocarpio (parte dura que envuelve a la semilla) tiene un valor calórico de 4.500 cal/kg y la almendra, o endosperma (calucha). De la pulpa (chicle beniano), el 49% es aceite recomendado para la fabricación de biodiésel. El aceite hecho con su almendra (calucha) (46,6%) tiene características ideales para la fabricación de cosméticos, ya que facilita la penetración de ingredientes químicos o naturales activos en la piel. Todo en esta especie es aprovechable. El aprovechamiento y cultivo del Totaí está muy avanzado en Brasil, Petrobras trabaja con el aceite de la pulpa para el biodiésel. En Corumbá, las asociaciones de mujeres hacen harina con la pulpa del totaí o macaúba y la venden en el mercado local como un ingrediente para pasteles, galletas, bizcochos y helados. Ellas ingresan hasta cerca de Roboré en busca del fruto.

Los estudios de producción de aceite promedio de las diferentes especies nos da que la soya produce en el mejor de los casos 420 l/ha de aceite, el girasol 890, maní 990, macororó 1320 l/ha, totaí 4200 l/ha y palma aceitera 5550 l/ha; esta última debe ser absolutamente descartada porque es la responsable de la destrucción de cientos de miles de hectáreas de bosques en Asia y América tropical. Entre el cuarto y quinto año de vida, cada hectárea de totaí produce entre 3 y 4 t/ha año de aceite de pulpa con una importante cantidad de expeler o torta. La torta o expeler de la pulpa es rica en vitamina A y C y 17% de proteínas. La torta de la calucha es excelente para balanceados para rumiantes. Pese a todo lo expuesto, los políticos y los capitanes del agronegocio criollo parecen empecinados de que el biodiésel se produzca a partir de la soya. Para desarrollar a mediano plazo un sistema sostenible de producción del agrodiésel basado en el totaí podemos empezar revalidando los trabajos previos que demuestran que en la zona central del Dpto. de Santa Cruz, especialmente en la Chiquitania, el totaí es muy abundante en barbechos y potreros en decenas de miles de hectáreas. El totaí es la especie ideal para recuperar áreas degradadas. La planta es perenne y posee raíces fuertes que impiden la erosión o pérdida de suelo. Además, el totaí crea un microclima más suave y apropiado para la diversificación de la vida en el suelo. El totaí produce aceite de pulpa y endospermo, además de torta para suplemento alimenticio asociada a las pasturas necesarias para la producción pecuaria, mientras que la soya produce 400 kilos de aceite por hectárea, necesitando para ello alrededor de 500 litros de agua/m2 en su ciclo productivo de monocultivo. Su cultivo sería útil en sistemas enfocados en la sostenibilidad agropecuaria y dirigidos a la inclusión social de pequeños agricultores. Asociando el cultivo a pasturas para la producción de leche o carne a unas 200 palmeras/ha de totaí el ganadero inteligente podría obtener entre 800 a 1200 litros de aceite para biodiésel/ha. El escudo cruceño es uno de los símbolos patrios más antiguos; fue establecido por el rey Felipe IV en noviembre de 1636, hace 382 años; en su cuarto izquierdo superior proyectándose al cuarto inferior izquierdo vemos tres palmeras, con seguridad no son cocoteros, ni aceiteras africanas ni datileras, sin lugar a dudas son palmeras de totaí. ¿Será que don Felipe IV en 1636 era más “smart” que nuestros agroindustriales actuales?

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