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23 de enero de 2019, 4:00 AM
23 de enero de 2019, 4:00 AM

A estas alturas de la historia, después de haber soportado por años esta corriente retrógrada, ya no nos cuentan el cuento. Su primera gran mentira fue llamar a esto democracia, mancillando este venerable concepto, la mayor conquista política de la historia humana.

El socialismo del siglo XXI llegó en un momento clave de la historia política del continente cuando una desgastada clase política tocaba a su fin y el pueblo exigía cambios. Ellos supieron leer la realidad y plantearon el cambio que todos esperábamos. El ‘superciclo’ de las materias primas, que hizo llover dólares sobre el continente, les dio el viento de cola que necesitaban para hacer pensar a los incautos que esto era lo que anhelábamos.

Para desgracia de todos, el sueño se transformó en pesadilla, la realidad actual de Venezuela, Nicaragua y Bolivia es la expresión más dramática de esta realidad. No pueden quejarse, la historia les dio una oportunidad única que difícilmente se volverá a repetir. Tuvieron la ocasión de sacarnos del Tercer Mundo, pero terminaron hundiéndonos más en él.

A mí no me engatusaron, desde el principio sentí su mal olor. La experiencia que dan los años y la sabiduría de los proverbios bíblicos, como aquel que expresa: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”, confirmaron mis sospechas. ¿Qué se podía esperar de los principales impulsores de esta fórmula maligna como Fidel Castro y Hugo Chávez? ¿Qué fórmula democrática pudiera manar de los corazones de estos dos asesinos autoritarios? La respuesta está claringa.

Esta fórmula fue expresada en el punto 35 de la Declaración de Santa Cruz, del G77 + China, cuando en partes salientes indica: “No existe un modelo único de democracia, y que la democracia no pertenece a ningún país o región”, desconociendo la Carta Democrática Interamericana de la OEA, norma supranacional que aprobaron por unanimidad los políticos del continente en 2011. Esta declaración fue firmada por varios tiranos asesinos como Robert Mugabe, Teodoro Obiang, Raúl Castro y Nicolás Maduro. Evo Morales también firmó.

Como ciudadano de este continente exijo que no usen, para referirse a su régimen, la palabra democracia. No se escuden en los cálidos ropajes de nuestra democracia para encubrir su dictadura.

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