Opinión

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La Gorgona, las plataformas, el Gobierno y los partidos políticos

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2 de septiembre de 2018, 5:00 AM
2 de septiembre de 2018, 5:00 AM

No será esta la primera vez que diga y sostenga lo que sigue: las plataformas ciudadanas defienden y reclaman el cumplimiento de la voluntad del soberano (nosotros, el pueblo que votó), de un mandato expresado en el referendo del 21 de febrero de 2016 (21-F).

No creo equivocarme cuando sostengo que no hay que pedirles más, que no hay que exigirles que definan el ‘continuar político’, porque las mismas prácticamente son un fin en sí mismo: se organizaron para exigir el cumplimiento del mandato del 21-F y no tienen obligaciones políticas. Si después de conseguido el objetivo deciden hacer política partidaria, es otra cosa.

Como otra cosa también es que, en uso de su derecho de elegir y en defensa de la voluntad popular, haya ciudadanos que confiaron su voto a los actuales partidos de oposición y algunos de ellos incluso al oficialismo. Ese voto, que se expresa cada cinco años, obliga por lo menos a los partidos de la oposición a cumplir y, fundamentalmente, hacer cumplir lo que fue el resultado del 21-F.

Y el problema es que los partidos de oposición no están haciendo todo lo que deberían y podrían hacer para exigir el cumplimiento del referéndum; no se los ve extremando recursos y no necesariamente económicos, sino político-constitucionales que incomoden al poder.

El poder se encuentra muy cómodo disfrutando sus mayorías en ambas cámaras del Legislativo y esperando el momento para ejecutar el plan que permita, de manera ilegal e inconstitucional, el prorroguismo del presidente Morales.

La Ley de Organizaciones Políticas despertó otra vez a ‘la Gorgona’; sus serpientes son muchas. Hoy aparece en la forma de ‘elecciones primarias’; simplemente se echa mano de ella bajo el argumento de que su resultado vinculará la candidatura de Morales. Lo mismo hicieron con la anterior serpiente: el fallo del Tribunal Constitucional Plurinacional, hoy echado al olvido por el poder y revivido, curiosamente, por el Poder Electoral.

Frente a ello, es claro que los partidos deben cambiar el eje de su accionar sin dejar el rol en el Parlamento, por supuesto (el antecedente sirve). No obstante, sostengo que debieran movilizarse físicamente en otros escenarios, como la CIDH (en su sede) exigiendo que apuren el pronunciamiento de ese tribunal, sobre los recursos presentados en nombre de los que ganamos el 21-F. Simultáneamente, idéntica acción debieran hacer en puertas del Órgano Electoral y hacer vigilias y movilizaciones permanentes en las calles, como hicieron los médicos.

Ya es tiempo de que los partidos políticos que así se consideren y sean de oposición den lucha en las calles para evitar el desconocimiento de la voluntad popular; no es correcto actuar como si esta fuera simplemente una demanda de los no políticos; esta es una defensa de legalidad y de democracia, y eso involucra a todos. Los partidos son los que tienen estructura territorial y militancia como para estar en las calles y fuentes de financiamiento para moverse, pero por sobre todo están obligados a hacer cumplir el 21-F y defender las expresiones de la democracia.

Y eso se hace desde donde se esté. Los 35 años de democracia no se pueden ir por la tentación totalitaria del poder.

(1) En la mitología griega, una gorgona era un despiadado monstruo/deidad “protectora”; su poder era tan grande que quien intentase mirarla quedaba petrificado. Llevaba un cinturón de serpientes, entrelazadas como una hebilla y confrontadas entre sí.

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