Opinión

Incoherencia y despilfarro gobernante

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15 de septiembre de 2018, 4:00 AM
15 de septiembre de 2018, 4:00 AM

La inauguración, por parte del primer mandatario, del costoso edificio del Parlamento de la ahora agonizante Unasur, ubicado en las afueras de la ciudad de Cochabamba -en el municipio de San Benito- es una muestra más del despilfarro incontrolado de esta administración y sobre el cual en algún momento deberá rendir cuentas ante el pueblo boliviano. Resulta francamente repulsivo ver tanto gasto superfluo por causa del frívolo ánimo de querer aparentar lo que no se es ni tampoco se tiene. San Benito es una simple muestra de las carencias en muchas regiones de nuestro país, mientras que para estas construcciones faraónicas sí hay dinero en abundancia.

Con mucha razón los lugareños argumentaron que el Estado debería haber invertido “por lo menos algo” en salud y servicios locales en lugar de gastar tanto para presumir ante extraños. Dilapidar 50 o 70 millones de dólares en la sede parlamentaria de Unasur es un verdadero insulto, cuando hay otras urgencias irresueltas.

Para colmo, en una actitud poco seria, el propio Evo Morales expresó durante la inauguración que el edificio podría usarse para matrimonios y promociones ¡Inaudito! Antes ya dijo que la fastuosa Casa Grande del Pueblo de La Paz podría ser utilizada en actos similares. Son formas demagógicas de querer justificar lo injustificable.

La parafernalia edilicia cerca de San Benito no es única. En la misma “Llajta” cochabambina y en otros lugares del país abundan obras y empresas creadas irracionalmente o al calor de un incomprensible delirio de grandeza. Desde el museo de Orinoca hasta los extravagantes gastos en Chapare, culminando con una empresa de urea que costó 1.000 millones de dólares y que hasta el momento no funciona como se debe; el uso sin control de fondos públicos alcanza niveles escandalosos nunca vistos antes. Por otro lado y en trágico paralelo, la inseguridad crece, hay carencias en las escuelas, la justicia es un desastre y ni hablar de la salud, ya que muchas veces en hospitales públicos es imposible conseguir una simple jeringa o una aspirina.

Ni qué decir del sobredimensionado aeropuerto de Chimoré y otras megaobras en Chapare. La última ha sido el centro deportivo de Villa Tunari. En varios poblados “beneficiados” se observa el enfermizo afán de gastar por gastar. Lo vemos en el estadio de Ivirgarzama, con capacidad para 25.000 personas en un lugar de apenas 10.000 habitantes... En fin, estas tristes incoherencias con sus exorbitantes despilfarros de quienes nos gobiernan podrían inscribirse hoy en el famoso ‘Créalo o no’, de Ripley, y en un mañana venidero deberán ser investigadas minuciosamente.

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