Hay que tener huevos

Sigo comiendo huevos. Mi mujer fue a la repartija y volvió con una canasta tamaño baño llena de huevos. Esta semana comimos huevos fritos, huevos estrellados, huevada con tomatada, huevos a la copa, yemada de huevos con cerveza. Faltó que ponga huevos al tacú y haga masaco revuelto de huevos.

Yo pienso que la donación de huevos fue para que los ciudadanos no nos hagamos los huevones con lo que está pasando, porque hay que tener huevos, por ejemplo, para ir a Chapare a inscribir opositores y chocarse con grupos cavernícolas que no saben lo que es la democracia, que están pisando la ley como si fuera hoja de coca.

Hay que tener huevos para denunciar atropellos, sabiendo que por ser denunciante serás denunciado y metido de inmediato a las jaulas del abuso, mientras la denunciada que mandó a la cárcel a un inocente fue condenada a ver tele 24 horas al día para matarse de risa de sus víctimas y de la sociedad entera, poniéndose en modo yema, que no tiene nada que ver con huevos.

Así se maneja la Justicia, porque las leyes son leales concubinas de la corrupción.

Hay que tener huevos para comprender la política. Las primarias debían llamarse secundarias porque ponen en segundo plano a la oposición que, si no se unifica, tricamos plurinacionalmente.

Y lo que faltaba. Estas gambetas políticas resucitaron a cadáveres que no solo dicen huevadas, sino que son huevones que alucinan con el poder y suplen su fumigador químico por uno verbal para lanzarse al éxito preelectoral.

Hay que tener huevos para soportar, entre otras cosas, al ‘vice’ que alardea de tener millones de neuronas para que millones de personas creamos en sus matemáticas demagógicas.

Hay que tener huevos para subsistir en medio de un revuelto de huevos, huevadas y huevones desubicados, huevones demagógicos y huevones esperanzados en recibir su doble aguinaldo que será doble huevada para los empresarios.

*Huevón optimista que escribe huevadas