Opinión

¡Gracias Hugo, Leo, Pedro y Viviana!

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3 de julio de 2019, 4:00 AM
3 de julio de 2019, 4:00 AM

¡Qué semana la que ha tenido Bolivia! Al menos cuatro talentos bolivianos brillaron y elevaron al país a las nubes. El tenista Hugo Dellien, el cineasta Pedro Antonio Gutiérrez, la gimnasta Viviana Abastoflor y el cantante Leo Rosas. Todos luchadores, todos ganadores.

La conjunción de esas cuatro maravillosas historias en un instante de la vida del país ha permitido que los bolivianos reconozcamos que somos capaces, que el esfuerzo forma parte de nuestra impronta y que conquistar sueños es componente esencial de nuestra realidad. Hay que agradecer porque la providencia permitió que estos grandes brillen simultáneamente, ya que su presencia en la historia nacional puede marcar el final del “lamento boliviano”, ese que ha estado inscrito en frases como: “jugamos como nunca y perdimos como siempre” o los discursos, revitalizados por los políticos, que hablan de “500 años de sometimiento”.

Cada uno en su área, Rosas, Gutiérrez, Abastoflor y Dellien hicieron esfuerzos individuales para alcanzar sus metas. Como ellos, hay científicos, escritores, otros cineastas, modelos y otros que luchan y brillan. Sin ir muy lejos, en Chile destacan los mineros bolivianos; en Europa o Estados Unidos son cotizados los trabajadores nacidos en esta patria. Hay que destacar a miles de migrantes que llegaron lejos de su lugar de nacimiento con los bolsillos vacíos y ahora están convertidos en emprendedores exitosos.

Lo valioso de este gran momento es que plantea la oportunidad de transformar la mentalidad derrotista por una ganadora; la de ser víctimas por la de ser protagonistas del destino que estamos construyendo. Eso implica todos los ámbitos de la vida nacional, comenzando por la formación que reciben los niños en el hogar, como la educación que reciben en la escuela y la universidad. Tanto en el trabajo individual que se desempeña, erradicando ese afán de buscar culpables por todo lo que ocurre y asumiendo la cuota de responsabilidad que a cada quien le toca por las circunstancias que atraviesa, como en la actitud de víctima con que se mira la política nacional: todos se quejan por la corrupción, el desempleo, el caos en las urbes y otros problemas, pero pocos son los que se animan a exigir que los servidores públicos asuman su responsabilidad.

En suma, Leo, Pedro Antonio, Hugo y Viviana nos dieron un gran baño de autoestima que debemos aprovechar y apalancar. De quién sino de cada uno depende el presente y el futuro del país. En este maravilloso momento, no solo hay que agradecer a estos referentes bolivianos, también hay que aprovechar y asumir que cada boliviano es protagonista de su historia. Si muchos lo hacen fuera de las fronteras, ¿por qué no comenzar en el día a día dentro del país?

 

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