Opinión

Gastón, nos queda una cita pendiente

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22 de marzo de 2019, 4:00 AM
22 de marzo de 2019, 4:00 AM

Escribir cuando se te caen las lágrimas es muy difícil. Son las 3:32 del viernes 1 de marzo de 2019. Busco explicaciones para entender la partida de mi maestro. Hace siete horas el médico brindó un informe detallado de lo sucedido: “su papá ha fallecido”, síntesis de un cuadro dantesco.

Luis Gastón Requena Costas, mi padre, maestro, ejemplo, pilar de mi vida, el hombre sencillo que siempre me decía que lo más importante era ser honesto, con 81 años, en un fatídico accidente de tránsito pierde la vida.

Hoy te tomo la palabra papá, me dijiste que debería volver a escribir, y lo hago con lágrimas recorriendo mis mejillas. No tengo la menor idea de dónde se van las personas que mueren. De lo que estoy seguro es que una mujer que fue tu compañera por más de 50 años te acaba de recibir con los brazos abiertos. El 25 de mayo de 2018 en otro accidente de tránsito falleció Estela de Requena, mi mamá, tu esposa leal. Ambos acontecimientos se dieron exactamente en la misma cuadra. Todo parece una escena de amor. Así prefiero sentirlo, mi dolor me impulsa a buscar salidas que me den un poco de ánimo. Si ese es el destino para las dos mejores personas que he conocido, lo acepto con resignación. Mamá amaste tanto a Gastón que no pudiste aguantar ni siquiera un año sin su compañía.

Hoy estoy destruido, en un año se fueron las dos personas que eran mis pilares. La vida te cambia en un par de minutos.

¿Quién era Gastón Requena? Voy a tomar el titular del diario EL DEBER: “El periodismo está de luto”. Se marchó un hombre que era excepcional. Tuve el honor de ser tu hijo, tuve el honor de compartir jornadas agotadoras de discusión, donde muchas veces no pudimos conciliar criterios.

Me enseñaste que el dinero es efímero. Me enseñaste que la vida son muchas vidas. Me enseñaste que el honor es importante. Me enseñaste que los ideales hacen fuertes a los hombres. Me enseñaste que no hay que sentir envidia. Me enseñaste que odiar es de hombres débiles. Me enseñaste a no usar adjetivos para referirme a las personas. Me enseñaste que todo ser humano merece respeto. Me enseñaste que la vida necesita un toque de locura. Me enseñaste a respetar ideas distintas. Me enseñaste respeto por los animales. Me enseñaste respeto por la naturaleza.

El miércoles se convirtió en nuestro día. No sabes cómo te voy a extrañar. No se cómo decirle a Sebastián, Sofía y Mauricio que eras mi héroe. Que tenías poderes mágicos para luchar contra las adversidades. Un soldado del periodismo, que desde una pequeña máquina de escribir luchó contra las dictaduras, que se las jugó por el progreso de Santa Cruz con editoriales que marcaban la línea del periodismo nacional.

En la clínica me entregaron tu billetera, un reloj y un celular de esos que no tienen WhatsApp que tiene un valor de 140 bolivianos, muy al estilo Gastón; el reloj es color metal, sencillo, que cumplía como único fin dar la hora, en este momento marca las 4:45 am, hace 10 horas estaba en tu muñeca y podía sentir el palpitar de tu pulso. La billetera es de cuero negro clásica. La vida es muy rara, estos tres elementos, uno para comunicarse, otro para medir el tiempo y otro para guardar dinero, reflejan tu personalidad.

El destino nos jugó una mala pasada. No pudimos salir el día miércoles, la cita quedó para el jueves 28 de febrero a las 20:30. Maestro, padre y amigo, la cita queda pendiente, espero que cuando llegue el momento también esté mi madre, y pueda abrazarlos tan fuerte y decirles gracias por todo.

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