Opinión

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Futuros usos para el palacio de Evo

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4 de junio de 2018, 6:11 AM
4 de junio de 2018, 6:11 AM

Una de las señales más claras del desmoronamiento del Gobierno es que han circulado muchas ideas sobre lo que se podría hacer en el futuro con el nuevo Palacio de Evo. Primero, ello indica que la población cree cada vez más que Morales solo usará su Palacio hasta 2020, cuando debería salir del poder. Segundo, que para la gente ese adefesio no puede ser usado por ningún futuro presidente ya que su concepción y construcción son “ilegítimas”: se construyó sobre una casa patrimonial que debió ser protegida, su tamaño desproporcionado rompe con todo el entorno y sus enormes dimensiones deben aprovecharse para algo más útil.

Por eso existe una especie de competencia para ver en qué se convertirá el edificio: algunos piden hospital (aunque ingenieros y médicos han desechado esa idea), otros desean convertirlo en la nueva sede de los tribunales y existe también la propuesta de convertirlo en un extraordinario centro cultural. Esa idea es la que más me gusta a mí.

O sea que el edificio no ha sido ni inaugurado y todos ya están pensando qué hacer con él en el futuro: cualquier cosa antes de que sea lo que Morales quería: un ostentoso y desproporcionado palacio.

Pero las señales de desmoronamiento son muchas: primero el círculo vicioso de mentiras propaladas por el caso del universitario muerto en El Alto. Fue tan necia la versión de que había muerto por una canica propulsada por un petardo, que luego las autoridades tuvieron que decir la verdad solo en una cosa: que sí hay escopetas de la Policía que usan canicas como proyectiles (método con el que ya han asesinado a tres personas en Bolivia). Donde volvieron a mentir es que el policía sospechoso actuó solo, de manera autónoma. Nos hablan como si los bolivianos fuéramos babosos, ¿no?

Luego vinieron los gritos en los estadios de Odesur, que obligaron al presidente a salir apresuradamente y no dar su discurso de inauguración; también la bobada del gobernador de Cochabamba, que lanzó una afrenta contra los cruceños; la declaración en la que Álvaro García Linera dijo tener menos neuronas de lo normal; y el deseo de Morales de apresurar la inauguración del mamotreto llamado Palacio.

El presidente no se da cuenta ya de que sus actos irritan a la población. En 2015, cuando su museo estuvo por fin listo, pero la inauguración no se concretaba, había la versión de que Morales estaba inseguro de inaugurar la obra por las críticas que podría ocasionar. Pero ello no era cierto, el museo demoraba en abrir porque el presidente ¡ordenó aumentar los artefactos del mismo! En vez de ayudarle a su popularidad o imagen, el museo, como era obvio pensar, generó lo opuesto: críticas por su megalomanía y rechazo al gasto innecesario.

Lo mismo ha ocurrido con el nuevo Palacio. El presidente, sin darse cuenta del efecto que ocasiona esa obra, pidió que se acelerara la construcción para inaugurarla el 21 de junio. Un faraón necesita su pirámide.

Ya se ha hablado mucho de la suite presidencial, que tendrá 1.068 metros y que incluye jacuzzi, gimnasio, sala de masajes, dos saunas y sala de lectura, pero no se ha hecho hincapié en el hecho de que los 29 pisos son para uso exclusivo del presidente. Él lo ha querido así y por eso no está previsto en los planos que el edificio acoja a otros ministerios. Hay salones varios, sala de gabinete, auditorio y un enorme hall, pero todos esos espacios son para uso específico. En realidad, él quería para sí mismo los 30.000 metros del edificio. Es que tenemos un presidente que no piensa en las consecuencias de sus actos.