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3 de abril de 2018, 4:00 AM
3 de abril de 2018, 4:00 AM

“Todos (los departamentos) viven completamente aislados, sin relaciones de ningún género; sus intereses los relacionan más bien con pueblos de las repúblicas vecinas. Solo están unidos por la tiranía y por la bayoneta del más audaz, que nutre al ejército que lo sostiene y a los parásitos que lo adulan. (…) En el sistema federal, bastaría el orden en la administración y recolección de los fondos del Estado, para que se duplicaran nuestros ingresos”, decía Carlos V. Romero en su Disertación sobre el Principio Federativo, leída el 6 de agosto en Sucre el año 1878.

Los argumentos no se han modificado mucho. Y en este afán de encontrarle utilidad al millón de km2 de territorio que el año 2032 tendremos sin masa crítica poblacional, he encontrado tres fuentes de ingresos sociales y de generación de excedente sostenible, que generarán mano de obra y trabajo digno de millones de habitantes. Sin extractivismo suicida ni depredación irresponsable.

Dice Rolf Köhler Perrogón, director ejecutivo de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierras (ABT): “Si el país tuviera 6,9 millones de hectáreas con agricultura, 13 millones de cabezas de ganado bovino, 17 millones de bosques nativos bajo manejo forestal y 247.000 hectáreas de plantaciones forestal comerciales, el sector agropecuario y forestal puede generar 8.896 millones de dólares anuales para Bolivia. Los recursos económicos originados por el sector agropecuario y forestal, significarían casi el doble de lo que genera la minería y el gas actualmente, dejando el país de depender históricamente de los recursos naturales no renovables”.

Por el lado de la quinua, encontré esta belleza. “De las 16,5 millones de ha de todo el altiplano boliviano (desde la ribera sur del lago Titicaca hasta Villazón) existen cerca de 8 millones de ha de tierras áridas, desiertos y semidesiertos, al margen de tierras relativamente fértiles. Se trata de utilizar un millón de ha de esas tierras yermas para el cultivo de la quinua real, orgánica. La tecnología y metodología a escala industrial, ha sido desarrollada por el Centro de Promoción de Tecnologías Sostenibles (Cpts), encabezado por el científico boliviano Cesín Curie, desde hace 10 años. 

El estudio plantea crear 400 unidades de 5.000 has, con una capacidad mínima de producción de 5.000 toneladas métricas anuales (2.5 TM por ha). El ingreso que obtendría cada una de estas unidades sería de unos 5.000.000 $us, con un precio de la quinua de alrededor de 2.000 $us/TM, considerando que ha llegado hasta 10.000 $us/TM. En este escenario conservador, el país obtendría mínimamente 2.000 millones anuales por concepto de exportación”.

Y desde el turismo, las noticias están en la red. “Bolivia fue galardonada como el mejor destino cultural de América del Sur por la consultora World Travel Awards, conocido como los Óscar del Turismo”. “El año 2013 la industria sin chimeneas en Bolivia generó divisas por valor de $us 544,3 en turismo receptivo y en el global, incluyendo los $us 479,8 millones de turismo interno, $us 1.024.082.861. El turismo representa un 4,57% del PIB nacional.”

“El turismo genera $us 693 millones en 2015. En cuanto al número de turistas extranjeros, el año pasado visitaron el país 1,13 millones de personas, un 4% menos respecto a los 1,18 millones reportados en 2014”.

Soy radicalmente más optimista que la ministra de Turismo que plantea triplicar los ingresos por turismo internacional hasta el mítico 2025.
Proyecciones a mano alzada señalan la posibilidad de un ingreso superior a los 3.000 millones de dólares anuales, si tomamos en cuenta la capacidad instalada en este momento, e hiciéramos las cosas incluyendo a la gente.

Tres rubros, agropecuario y forestal, quinua y turismo, esperan la dinamización de una economía desde la gente y en el territorio. Las autoridades territoriales, gobernadores y alcaldes, tendrán que hacer escuchar su palabra. El nivel central está preocupado con el excedente del gas y la reelección, y ese no es el camino.

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