Opinión

Es vital repensar el modelo económico

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15 de junio de 2019, 4:00 AM
15 de junio de 2019, 4:00 AM

n bloqueo de nueve días de duración en la carretera a Trinidad y a Brasil es apenas una señal de un modelo económico que debe revisarse cuanto antes.

Los productores de soya (el primer eslabón en la cadena productiva del denominado “grano de oro”) demandan que se les pague un precio justo por cada tonelada cosechada. Ellos son rehenes de los industriales, porque no podían exportar libremente desde hace una década y hasta que comenzó el problema.

El Gobierno había prohibido la exportación de grano y le había puesto cupos a los industriales que lo procesan. La decisión emergió después de un periodo de escasez de algunos productos, que el Gobierno consideró una guerra política de parte de los empresarios del agro. Desde entonces, la intervención del Estado en el sector privado fue un freno para ampliar la producción y para desarrollar un sector vital para la economía. Ahora el problema es entre cultivadores e industriales, pero fue causado por la mano estatal, que ahora es llamada a resolverlo, bajo amenaza de reiniciar el bloqueo.

Otra señal de que es necesario revisar el modelo económico tiene que ver con las empresas del Estado. Si bien hay algunas que reditúan utilidades, es evidente que la mayoría está absorbiendo recursos del TGN y no genera utilidades que compensen semejante inversión. Lo dicho está confirmado en las memorias del Ministerio de Economía, publicadas hace un mes en EL DEBER. Si hasta 2014 generaron más de $us 7.000 millones, en 2018 esa cifra cayó a la mitad. No puede entenderse entonces que las partidas presupuestarias destinadas a estas compañías suban cada año, ya que el déficit ha ido creciendo desde 2012 hasta 2018 en más del 300%.

La alerta ya fue detectada desde fuera del país. El Fondo Monetario Internacional emitió un último informe sobre Bolivia y si bien mantiene a este país con la mayor proyección de crecimiento en el continente, advierte: “El modelo de éxito pasado se basó en factores que ya no son sostenibles. La dependencia de los ingresos por los recursos naturales para financiar programas sociales debe reconsiderarse”.

Si bien hay un proceso de ralentización de la economía, las oportunidades se abren para la soya en los mercados asiáticos. Pero para eso, es preciso incentivar al sector privado en lugar de ponerle un freno a sus posibilidades de expansión. Los productores deberían tener libertad para exportar, para utilizar tecnología en sus cultivos y también ser obligados a dar un salto cualitativo en la forma de trabajar.

No se puede negar el éxito alcanzado por un modelo que dejó buenos resultados en tiempos de altos precios internacionales para las materias primas. Sin embargo, se vive otro momento y un buen estadista es quien puede conducir a su país de la mejor manera posible en cualquier circunstancia. Es momento de repensar la economía, de ahorrar a todo nivel (sobre todo en el Estado) y de reinventar las estrategias para no sufrir desempleo, mayor déficit fiscal y comercial, y tampoco permitir que los bolivianos que mejoraron su estándar de vida, vuelvan a la pobreza de otros años.