Opinión

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Es ley del cruceño la generosidad

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22 de octubre de 2018, 3:00 AM
22 de octubre de 2018, 3:00 AM

Resulta cada vez más habitual encontrar dentro del paisaje urbano de nuestra ciudad a jóvenes, en su mayoría de clase media y alta, que, cual río desbordado, inundan muchas esquinas pidiendo ayuda para diversas causas benéficas. Aunque este fenómeno es relativamente nuevo, no lo es la larga tradición de generosidad entre los cruceños de todos los estratos económicos.

El marcado aislamiento respecto al resto del país que Santa Cruz experimentó durante mucho tiempo y el permanente abandono de parte del gobierno central que continúa sufriendo, ha contribuido sin lugar a dudas a moldear y acentuar el carácter intrínsecamente pródigo de los habitantes de esta tierra.

Es así que, ante la falta de provisión estatal de los servicios más básicos como la electricidad y el agua potable, la ayuda mutua se plasmó en el surgimiento de nuestras cooperativas.

Respecto de la salud, ocurrió algo similar y en consecuencia muchos de nuestros hospitales públicos se hicieron realidad gracias a la cooperación extranjera y el esfuerzo mancomunado de los mismos trabajadores locales, tal es el caso de los hospitales Japonés, de la Caja Nacional, Caja Petrolera, Caja Bancaria y otros, que a pesar de sus carencias, atienden también a muchos pacientes del interior del país, siendo el Oncológico un caso emblemático.

Sin embargo, son las incontables instituciones de ayuda social como Cerniquem, Hombres Nuevos, Davonet, Davosan, Damas Argentinas, Fusindo, Costurero del Niño, Rotary Club, Los Leones, Damas de Ayuda Social, Operación Sonrisa, Fundación Techo y muchas otras, las que llaman la atención por su número, el amplio respaldo y reconocimiento del que gozan en nuestra sociedad y por su invaluable trabajo en pos de los más necesitados.

Asimismo, resulta particularmente llamativo para los extranjeros que han hecho de esta su casa, la gran cantidad de quermeses que todos los fines de semana se organizan espontáneamente a lo largo y ancho de nuestra urbe para ir en auxilio de nuestros vecinos, amigos, parientes, colegas de trabajo, etc.

En vista de todo lo mencionado, y con el permiso del ilustre poeta cruceño Rómulo Gómez, bien podríamos decir también que “Es ley del cruceño…. la generosidad”.

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