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20 de agosto de 2019, 4:00 AM
20 de agosto de 2019, 4:00 AM

La frase fue estrenada hace décadas en Estados Unidos contra el candidato republicano de turno, pero sirve muy bien para entender los próximos momentos electorales que se vivirán en octubre y cuyos resultados podrían cambiar el devenir de la parte sur del continente.

Las PASO argentinas han sido contundentes. En el país del Río de la Plata la mayoría de la gente quiere un gobierno antineoliberal.

Y las encuestas en Bolivia muestran que la mayor parte de  los electores quiere estabilidad y por ello votaría por Evo Morales, ya que otro gobierno nacería cercado y podría incluso devaluar el dólar que por tantos años ha permanecido inamovible para el bien de millones de bolivianos y para que exista una verdadera política monetaria soberana. Mauricio Macri prepara las maletas.

Era ya una costumbre de quien subiera al poder echarle la culpa al Gobierno pasado de todos los descalabros. El todavía presidente argentino ha ido más allá, ha arrojado la culpa sobre el futuro.

Luego tuvo que cambiar de postura. Dicen que una ríspida reunión con sus ministros marcó la pauta. Ahí le dijeron que castigar a los votantes no solucionaría nada y que se podría perder por un margen aún mayor. Macri giró 180 grados y puso en marcha un plan con muy tibias medidas populistas.

La tarea ahora es reconstruir una economía fuertemente golpeada. Volver a generar confianza. Y ver qué se haría con la gigantesca deuda contratada por Macri de la que se sabe poco dónde ha ido a parar. La revolución rusa salió de las colas del pan, el resultado de las elecciones en Argentina salió de las inmensas colas en busca de trabajo.

Es una obscenidad el hecho de que la fortuna del saliente ministro de Economía haya crecido un 80% mientras millones comen solo una o dos veces al día. Nicolás Dujovne ya dijo que la economía que él dirigía no le parecía confiable y que por eso no repatriaba sus capitales. Increíble.

Pero si esto le parece escandaloso, piense que Macri dobló su fortuna los años que fue presidente. En fin, veamos cómo vamos por casa. Diecisiete puntos de diferencia según la encuesta más reciente y más confiable lo dicen todo.

Esa tendencia no cambiaría ni siquiera con guerra sucia. En el referéndum el zapatazo dio resultado porque el margen era muy estrecho.

Ahora es muy grande. Dadas las dubitaciones y la falta de respuestas, lo más probable es que el MAS acreciente su voto llegando alrededor del 50 % y que parte del sufragio mesista se transfiera a Óscar Ortiz. El jefe de campaña de Comunidad Ciudadana, Ricardo Paz, decía que al elector le vale un pepino si su candidato recibió o no dinero para ser vicepresidente.

Lamento informarle de que no es verdad. Al electorado eso le interesa y mucho. Lo propio si se depositó dinero de gastos reservados (o sea nuestro dinero) en cuentas privadas. Presumimos inocencia. Por supuesto. Pero apelando a otra de las célebres frases de mi abuela Roxana: “Las cuentas claras y el chocolate espeso”.

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