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19 de enero de 2018, 4:00 AM
19 de enero de 2018, 4:00 AM

Enero suele ser un mes laxo, pero en 2018 tiene otro cariz: amaneció politizado, y Santa Cruz es el epicentro: marcha masiva el jueves 11 y paro cívico, el viernes 12. Las motivaciones: respeto al voto del 21 de febrero de 2016 y abrogación del nuevo Código Penal. En este marco, se pueden inferir dos constataciones: emergencia de nuevos sujetos políticos en las calles: mujeres y jóvenes; y funcionalidad de las redes sociales como medios de información y autoorganización.

También se los entiende como nuevos actores sociales en los escenarios políticos con repertorios discursivos reaccionarios al no respeto de las reglas de juego formal por parte del Gobierno, con un recurso de poder incontrolable: las redes sociales. Para el Gobierno, la presión es lo que explica el bloqueo de calles y paro de actividades laborales, además que su carácter democrático es cuestionable. De acuerdo a la lectura política de algunos de sus voceros, el gobernador Rubén Costas fue uno de sus gestores. Para el discurso oficialista es la movilización de los ricos contra los pobres, o, más concretamente, clase media tradicional vs. nueva clase media de origen popular. Esta connotación ‘polarizante’ de la coyuntura preelectoral será una constante hasta 2019.

Desde otra perspectiva epistemológica, se puede plantear que es una suerte de toma de conciencia política de la clase media, pues las movilizaciones, allende determinados discursos reiterativos y en algunos casos estridentes y discriminadores, tienen dos ejes estructurales: democracia y libertad. El no respeto por parte del Gobierno del carácter vinculante del voto ciudadano en el referendo de 2016, y la ambigüedad de algunos artículos del nuevo Código Penal, han sido los aceleradores de este proceso de movilizaciones ciudadanas.

La política, de acuerdo a Cansino, es donde gravitan las acciones individuales y colectivas, donde lo simbólico e imaginario son determinantes.
Es decir, un espacio donde se aseveran orientaciones ideológicas, concernientes a una forma de organizarse y dirigir lo social. En este sentido, las redes sociales se han constituido en el medio idóneo en el mundo para que los ciudadanos ejerzan la libertad de expresión en las esferas públicas y han provocado puntos de inflexión en procesos políticos donde los gobiernos quisieron imponer sus intereses. Sin embargo, es pertinente señalar que son espacios por donde también circulan noticias falsas, originadas por los propios gobiernos y los grupos opositores.

A pesar de ello, las redes sociales son la herramienta del siglo XXI que permiten que la ciudadanía construya la democracia entre su espacio privado y las esferas públicas. Tanto jóvenes como mujeres, en algunos casos autoproclamados indignados, son los nuevos sujetos políticos de esta forma modificada de hacer política, que es sin retorno. En enero se ha dado una prueba de ello en Santa Cruz.

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