Opinión

El tren cocalero

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11 de diciembre de 2017, 6:21 AM
11 de diciembre de 2017, 6:21 AM

El presidente Evo Morales ofreció a Michel Temer construir un tramo ferroviario hasta el Pacífico pasando por las zonas cocaleras de Chapare y Yungas, y el brasileño aceptó gustoso, según la información que se dio aquí.

O sea que los trenes que vengan de Brasil al Pacífico, cargados con soya, volverán a Brasil cargados con no se sabe qué productos, pero pasarán por las regiones cocaleras más pujantes de Bolivia, lo que quizá entusiasme a algunos brasileños de las favelas.

El ferrocarril brasileño está listo para este corredor: llega a Corumbá. Solo falta completar el tramo boliviano que, según ofreció Morales, pasaría por Santa Cruz, Montero, Bulo Bulo, Yungas, La Paz… Ilo (Perú), unos 800 kilómetros dentro de Bolivia.

Temer ha debido escuchar la propuesta de Morales con cara de sorpresa. El presidente boliviano estaba, no pidiéndole permiso, pero avisándole que se había propuesto construir un ferrocarril muy largo dentro de territorio boliviano para completar el corredor interoceánico.

Para Morales, un presidente que domina el arte del impacto inmediato de las noticias, lo importante era que los titulares del día siguiente dijeran que Brasil y Bolivia se comprometen a concretar el corredor. Logrado el impacto, no importa lo que suceda después.

La tuvo difícil el presidente Morales en Brasil. De gas natural, el Gobierno brasileño no quiere hablar mientras no exista un estudio de las reservas que le quedan a Bolivia. La posibilidad de futuras compras dependerá de los acuerdos con empresas privadas brasileñas.

En algún momento, los técnicos brasileños recordaron que el primer contrato fue firmado cuando Bolivia tenía menos reservas que los 5 TCF de ahora: la respuesta habría sido suave, como es la diplomacia carioca, pero directa, y aludió a que entonces eran otras las circunstancias y diferentes las expectativas.

Del narcotráfico tampoco se habló. Brasil está en una campaña de control de sus fronteras que incluyó, el mes pasado, la movilización de 3.000 soldados con el apoyo de buques de la Armada, para evitar el ingreso de la droga boliviana.

En la delegación boliviana habrá quedado la impresión de que los brasileños quisieran hablar del tema del narcotráfico con personas que no tuviesen vínculos tan evidentes con el sector de la producción de coca. Y que quizá lo dejaron para después.

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