Opinión

El primer cardenal indígena

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23 de mayo de 2018, 4:00 AM
23 de mayo de 2018, 4:00 AM

El papa ha dado un importantísimo mensaje con la sorpresiva nominación de un obispo de origen indígena como el tercer cardenal de la historia de Bolivia. Tras la muerte de Julio Terrazas, hace casi tres años, se veía algo lejana la posibilidad de que el país cuente con un sucesor de la jerarquía alcanzada por el obispo vallegrandino. Sin embargo, Francisco ha sido consecuente con su idea de reforma de la Iglesia católica al mantener su mirada en una de las naciones más pobres de América Latina y en un sacerdote que tiene el “olor a oveja” que él reclama, a propósito de su compromiso con los más necesitados.

Hasta antes de su designación, Toribio Ticona era probablemente uno de los obispos menos conocidos. El anuncio papal de que recibirá a fines de junio oficialmente en El Vaticano el título de cardenal emérito de Bolivia recién dio visibilidad a su maravillosa trayectoria. De origen minero y campesino, su humildad es admirable, a tal punto que prefiere que le llamen Toribio,  a secas, en lugar de “su eminencia” o de cualquier otro pomposo término. Él mismo se ha sentido sorprendido por el inesperado nombramiento que hizo Francisco, ya que nunca creyó que sus méritos y, sobre todo su sencillez, sean apreciados para concederle el sitial más alto al que aspiran probablemente todos los sacerdotes católicos.

Ticona proviene de la Bolivia profunda y ha tenido personalmente la vivencia de los que más sufren por la pobreza, la desigualdad y la discriminación. Para salir adelante tuvo desde temprana edad que encarar la vida con sacrificio. La muestra son los oficios que desempeñó en niño, como lustrabotas, voceador de periódicos y albañil. También fue empleado de una cervecería y se desempeñó como alcalde de mina Chacarilla. La mayor influencia de su trabajo se ha sentido en el altiplano boliviano, donde en algún momento fue detenido por defender a los más desposeídos.

El propio presidente y varios líderes institucionales han recibido con regocijo el nombramiento de un obispo con perfil “indígena y obrero”, tan representativo de la composición cultural y social predominante en Bolivia. En sus primeras palabras, Ticona ha remarcado que Evo Morales es su amigo y que espera una nueva etapa en la relación del Gobierno con la jerarquía católica, que ha estado hasta antes de ahora marcada por la tensión y el distanciamiento.

El nuevo cardenal ha preferido comenzar este nuevo ciclo con un mensaje conciliador, que pone énfasis en el diálogo sincero para acabar innecesarias peleas y ataques. Sin embargo, no se ha frenado al cuestionar la ostentación del poder en el asunto de las características del nuevo palacio de Gobierno, lo que evidencia que nunca renunciará a la opinión crítica y orientadora. El tener cardenal les da a los católicos bolivianos un peso distinto dentro del país y en El Vaticano. Toribio Ticona ya muestra la talla del líder que necesitaba la Iglesia tras la partida de Julio Terrazas.

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