El Deber logo
8 de mayo de 2019, 4:00 AM
8 de mayo de 2019, 4:00 AM

En un mundo en el que la globalización y la tecnología están cambiando el mercado laboral, algunos empleos tradicionales han evolucionado o tienden a ser remplazados por la tecnología. Sin embargo, la creatividad es una característica humana que no podrá ser fácilmente sustituida por algoritmos.

El famoso pintor español Pablo Picasso una vez dijo: “Todo niño es un artista, el problema es mantenerte como artista cuando creces”. En esta frase se refleja la realidad de muchos creativos y artistas en Bolivia. La creatividad y el talento son una característica intrínseca del boliviano y lo podemos observar en las diferentes expresiones artísticas y creativas que nos caracterizan, como el reciente Festival Internacional de Teatro.

Si bien estamos seguros de que tenemos talento, la clave radica en el proceso en el que esta creatividad/talento se transforma y genera empleos de calidad.

Si bien la creatividad es un activo para todo perfil de trabajador, hay un sector creativo por excelencia. Este abarca desde los creadores de video juegos hasta los arquitectos, que tienen como principal protagonista al ser humano y generan negocios inclusivos, que no responden (como otros sectores tradicionales) a los bruscos cambios de los precios internacionales. Estamos hablando de la economía naranja.

Este concepto nuevo y fresco, ha sido resultado del trabajo de investigadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) entre los cuales se encontraba el actual presidente de Colombia, Iván Duque.

Se define como “el grupo de actividades a través de las cuales las ideas se transforman en bienes y servicios culturales y creativos, cuyo valor está o podría estar protegido por derechos de propiedad intelectual”.

En Bolivia, en el 2017, según estudios basados en la encuesta de Hogares del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), este sector tuvo una participación aproximada entre el 1 y el 2% del Producto Interno Bruto y alrededor del 2% del consumo nacional. Esto nos indica que existe una demanda interesante de bienes y servicios del sector. El teatro, por ejemplo, en 2017 tuvo alrededor de 288 mil espectadores, equivalentes al 4% de la población del país mayor a 18 años, quienes llegaron a pagar en promedio Bs 40 por entrada.

El sector creativo tiene bastante potencial, dado que la fuerza laboral boliviana es bastante joven y, por otro lado, tenemos una gran riqueza cultural y creativa debido a nuestra característica multiétnica y pluricultural. Para fomentar el crecimiento del sector, debemos dar algunos pasos. Tal vez el más importante es la valorización justa del trabajo de nuestros artistas y emprendedores, asistiendo a los festivales, consumiendo el arte y cultura, empleando con precios justos a los diseñadores, pagando por los espectáculos de nuestros músicos, y sobre todo fomentando en las generaciones más jóvenes el amor por el arte y cultura.

Tags