Opinión

El mecanismo corruptor

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19 de abril de 2019, 4:00 AM
19 de abril de 2019, 4:00 AM

La muerte de Alan García conmocionó a Latinoamérica. Dispararse en la cabeza, cuando iba a ser detenido y estaba acorralado por denuncias de corrupción, ha sido una decisión que mueve el tablero de las investigaciones sobre el caso Lava Jato, en el que está la empresa de Odebrecht. En el vecino país hay cuatro exmandatarios sindicados de haber recibido sobornos de parte de las constructoras brasileñas por un total de 29 millones de dólares.

A Alan García se lo acusaba de haber favorecido a Odebrecht para la construcción de una vía durante su segundo mandato y haber recibido un pago de 100.000 dólares por haber dictado una conferencia en San Pablo, el cual se hizo efectivo usando terceros para evadir la vinculación entre la empresa y el exmandatario. Llama la atención que Odebrecht –según su representante en Perú- hubiera hecho millonarias donaciones a las candidaturas de Alejandro Toledo, Ollanta Humala, Keiko Fujimori y a Pedro Pablo Kuczynski en el mismo periodo electoral (2011), pues eso demuestra un mecanismo de corrupción que fue promovido por actores privados y en el que se involucraron políticos, tanto en Perú como en otros países de la región.

Odebrecht y otras empresas constructoras brasileñas corrompieron a funcionarios públicos y políticos en varios países del continente, para lo cual utilizaron cientos de millones de dólares y se favorecieron con miles de millones. En Brasil, hay dos expresidentes detenidos y varios políticos acusados por esta causa. En Colombia, las investigaciones avanzaron poco y tres personas fallecieron, vinculadas con este caso. En Perú hay un exmandatario muerto y otro en terapia intensiva; otro está prófugo y el cuarto con arraigo. En Ecuador hay al menos tres exautoridades de alto nivel que son investigadas por recibir sobornos. En Bolivia, las investigaciones se han realizado en la Asamblea Legislativa y se limitaron a dos de cuatro empresas constructoras del entramado de Lava Jato. No se ha dicho nada sobre las otras dos, una de las cuales estaba a cargo de construir la carretera por el Tipnis.

Desde 2016, cuando se fue desvelando el caso de corrupción llamado Lava Jato en todo el continente, hay tres personas que tomaron la decisión de autoeliminarse, dejando tragedia en esta pesquisa que le mostró al mundo la magnitud de los sobornos.

Las investigaciones avanzaron más en los países donde hay independencia de poderes y menos donde las acusaciones se han utilizado políticamente.

Si bien este escándalo ha sido el más importante del continente, por su alcance en cantidad y nivel de los involucrados, demuestra lo vulnerable que es la ética de varias personalidades que gobiernan las naciones de América. La ciudadanía quisiera que se esclarezcan los casos y que se terminen para siempre; no obstante, Odebrecht y las otras constructoras brasileñas son solo una parte de un entramado mayor que nadie sabe si se ha debilitado con estas pesquisas. Aún hay falta de transparencia en el manejo de los asuntos públicos, en el financiamiento de las campañas electorales y en la probidad con que se manejan los funcionarios del Estado.

Quisiéramos creer que se acabará en algún momento. Ojalá que este mecanismo usado por privados y políticos no se active otra vez, sobre todo este año, que hay tantos procesos electorales en el continente.

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