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28 de agosto de 2019, 4:00 AM
28 de agosto de 2019, 4:00 AM

Los incendios en el Amazonas brasileño y el oriente boliviano han generado una gran ola de sentimientos a nivel individual y colectivo. El desastre natural mezclado con tensiones políticas ha provocado mucho dolor, indignación e impotencia. Aunque nada aminora el sufrimiento que todavía pasan muchas familias de la zona y el daño ecológico y económico que esta tragedia implica, propongo que veamos las cosas con un poco de perspectiva.

Primero. Aunque el Amazonas es sin duda uno de los bosques más importantes, no es el “último gran bosque” como mucha prensa señala. ¡Los bosques están creciendo! ¡Aunque usted no lo crea, tenemos hoy, en el planeta, más territorio boscoso que hace unos 40 años! Un estudio de Nature sugiere que la superficie con árboles en el planeta se incrementó en 2.24 millones de km2 (7%) desde 1982. Aunque la situación varía de país en país, la tendencia mundial es tremendamente positiva.

En otros estudios, economistas y geógrafos han estimado que el 90% de la deforestación mundial se hizo antes de 1950 cuando la única forma de generar más comida era quemando bosque para cultivar. Es decir, hoy se deforesta muchísimo menos que en el pasado. La tecnología agrícola que hemos desarrollado nos permite conseguir más comida con menos superficie. Además, el avance veloz del comercio internacional, la logística y las comunicaciones, han permitido que los países se especialicen en la producción que es más consistente con su ecología (ventajas comparativas) y así se gane en productividad.

Segundo. Según el Instituto Brasileño de Investigación Espacial, la deforestación en el Amazonas brasileño de este año alcanza a unos 7,700 km2, lo cuál es mucho menor al promedio anual de las décadas pasadas. Entre 1988 y el 2008, por ejemplo, la deforestación anual no bajó nunca de 10,300 km2. Sólo el 2004 la deforestación alcanzó casi 26,000 km2. Aunque los 7,700 km2 de este año son mucha superficie, no lo son tanto en perspectiva histórica.

Tercero. Según estudios de la NASA, el número de focos de incendio en el Amazonas este agosto está justo en el promedio observado para el mismo mes desde el 2003 a la fecha. Ni más ni menos.

Cuarto. Los países que más protegen sus bosques y su medio ambiente son los países ricos. Europa empezó a revertir su deforestación y a crecer sus bosques en las primeras décadas del siglo XX. Estados Unidos empezó a hacerlo en 1930. Y en Latinoamérica, Chile y Uruguay ya tienen más bosques ahora que antes de la mitad del siglo XX. Lo mejor que se puede hacer entonces para cuidar los bosques y el medio ambiente es crecer económicamente.

Para esto se necesita liberalizar la economía y empequeñecer el Estado. Y en el caso de los bosques, hacer una privatización racional y ordenada del territorio para utilizarlo y cuidarlo a la vez. Este o cualquier otro gobierno nunca sabrá como hacerlo. Privatizando el territorio se soluciona además la típica tragedia de los comunes: como no le pertenece a nadie (o nos pertenece a todos que es lo mismo), nadie lo cuida.

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