Opinión

El eterno interés por el heartland

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24 de junio de 2018, 6:00 AM
24 de junio de 2018, 6:00 AM

Halford Mackinder (1861-1947) popularizó el concepto de heartland (núcleo vital o área pivote) un vasto espacio euroasiático que lo definió como el “pivote geográfico de la historia” ya desde 1904. Mackinder aseguraba que la posesión de ese lugar aseguraría la posibilidad de un dominio planetario.

En su libro Democratic Ideals and Reality (1919) refiriéndose a las tratativas posteriores al armisticio que terminó con la Primera Guerra Mundial, Mackin-der expresó que un querubín debería acercarse al oído de los negociadores aliados para repetirles: "El que manda en Europa Oriental domina al heartland; el que manda en el heartland domina a la isla mundial; el que manda en la isla mundial domina al mundo”. He aquí el famoso ‘dictum’ de Mackinder, tan repetido y a veces poco entendido. La isla mundial abarcaba la totalidad del orbe, salvo el hemisferio occidental.

A principios del pasado siglo XX, la peor pesadilla inglesa era una posible unión entre Alemania y Rusia. La primera, una reconocida potencia industrial-militar de la época. Más atrasada, la Rusia zarista de entonces disponía de recursos naturales, enorme espacio y además -importante- poseía el heartland. En su tiempo, Karl Haushofer propició una alianza germano-ruso-japonesa capaz de enfrentar exitosamente a las talasocracias anglosajonas (Gran Bretaña y EEUU). Eso nunca ocurrió. Rusia terminó aliada con ingleses y franceses en 1914. 

El interés geopolítico por el heartland viene desde Gengis Khan y sus huestes mongoles. Napoleón pretendió conquistarlo en1812 e Inglaterra durante la Guerra de Crimea (1856), y en 1941 Hitler fracasó en su intentona. Hoy intensas rivalidades se observan en los territorios del pivote, particularmente en Kazajistán, Uzbekistán, Tayikistán y regiones rusas aledañas. Al presente, los norteamericanos invierten masivamente en territorios postsoviéticos; ello manifiesta su claro interés por tener un pie firme en la zona.        

Moscú conserva gran parte del heartland, pero con poder disminuido y decreciente población; Rusia apenas ostenta 140 millones de habitantes, pese a ser el país más grande del orbe. Poca gente frente a los 1.400 millones de China, 500 millones de la Unión Europea y 325 millones de EEUU. Las potencias marítimas siempre trataron de debilitar al dueño del heartland. Actualmente el escudo de misiles norteamericanos y la integración de los ex satélites soviéticos en el seno de la OTAN son parte de otra maniobra más para tener cercado y en inferioridad al propietario del pivote. El futuro dirá si el heartland quedará en manos de una renaciente Rusia, pasará a ser controlado por una posible unión entre Rusia, China e Irán o si finalmente caerá en manos de Occidente.

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