Opinión

El campo de batalla

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25 de junio de 2018, 4:00 AM
25 de junio de 2018, 4:00 AM

El narcotráfico y los cárteles de Sao Paulo y Río de Janeiro han marcado con sangre el territorio boliviano durante el mes de junio en San Ignacio de Velasco, en San Matías y en Porvenir.

En San Ignacio ocurrió el asesinato de un ciudadano brasileño, Reginaldo do Nacimento Santos, que había sido secuestrado. Sus captores, presumiblemente del PCC de Sao Paulo, habían cobrado un rescate –en moneda brasileña–, pero igual lo mataron. El narcotráfico y la industria del secuestro siempre van de la mano.

En San Matías, el joven Alejandro Álvarez fue abatido por policías bolivianos en un confuso episodio. En esa población, que tiene fama de ser la Ciudad Juárez de Santa Cruz, el vehículo en que iba el joven no se detuvo ante una patrulla policial porque, según dijeron luego sus hermanos, los policías estaban encapuchados y ellos temieron que se tratase de una emboscada de sicarios del narcotráfico.
San Matías está comprendida dentro del territorio donde más activo está el cártel PCC.

En el extremo norte del país, en Porvenir, Pando, el cuartel Bruno Racua de la Fuerza Naval fue asaltado por sicarios del otro cártel brasileño, el Comando Vermelho, de Río de Janeiro. Los asaltantes se llevaron armas reglamentarias y luego la Policía boliviana detuvo a seis sospechosos, de nacionalidad brasileña, que residen en territorio pandino.
Tres episodios que invitan a preguntarse hasta dónde han penetrado estos cárteles brasileños en territorio boliviano.

Los indicios que podrían servir para comprender esta situación son pocos, pero contundentes. En Brasil, según dice la revista Veja, hay una guerra entre los dos poderosos cárteles, y el PCC la está ganando, porque avanza sobre territorio carioca, cuna del Comando Vermelho, pero también avanza sobre territorio boliviano. En marzo de 2017 un comando de esa organización asaltó un camión de caudales en Roboré.

El líder del PCC, alias  ‘Marcola’, es Williams Herbas Camacho, hijo de inmigrantes cochabambinos, preso en la cárcel Presidente Venceslao, condenado a 234 años por una infinidad de crímenes.

El procurador Marco Sergio Cristino, según la misma revista, dio testimonio de que Marcola ha decidido adoptar lo que llama ‘el modelo Chapare’ porque quiere hacer droga y política al mismo tiempo. Por lo tanto, se puede sospechar que esta organización está presente en Chapare.

Alguien tendría que dar cuenta de esta tenebrosa realidad.

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