Opinión

El avance del crimen organizado

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13 de junio de 2018, 4:00 AM
13 de junio de 2018, 4:00 AM

Con mucha preocupación, la ciudadanía ha sido testigo del asesinato de un piloto a manos de un sicario que lo persiguió y le disparó más de una decena de veces, a plena luz del día y en una avenida concurrida frente a varios testigos. 

A diferencia de otros asesinatos similares, la Policía rápidamente identificó al presunto tirador, aunque aún no se sabe de su paradero. Lo que sí se conoce es que estuvo implicado en un caso de narcotráfico, mientras que la víctima estuvo detenida en Brasil por tráfico de sustancias controladas en 2003. 

Para la Policía, la primera hipótesis habla de un ajuste de cuentas por narcotráfico. Este hecho ocurrió en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, pero en lo que va del año ya se ha sabido de otros crímenes con estas características, especialmente en zonas fronterizas, los cuales aún no han sido esclarecidos.

Hace algunas semanas, la Policía también informó acerca de una banda de extranjeros que hacían préstamos de dinero ‘gota a gota’ a personas en los mercados y en otros espacios, a quienes les cobraban altos intereses. En el informe se dijo que los recursos económicos que se mueven en este negocio ilícito pueden provenir del narcotráfico. También se dio a conocer que hay foráneos que dejaron la usura para dedicarse al atraco y a generar inseguridad ciudadana.

Los ejemplos mencionados son una muestra de lo que está ocurriendo en el país, donde parece haber un avance del crimen organizado vinculado con el tráfico de drogas. De hecho, estos delitos generan una sensación de temor en la ciudadanía, pero a la vez inquietan porque sus protagonistas actúan a sangre fría y sin ningún reparo frente a la ley y a las instituciones responsables de hacerla respetar.

Sin duda, la crisis en el sistema judicial es un factor que agrava la situación, ya que la desconfianza ciudadana determina que los delincuentes miren a los tribunales sin respeto y con la idea de que es fácil salirse con la suya, moviendo influencias o soltando algunos billetes.

El crimen organizado debe frenarse cuanto antes. El Estado tiene la obligación de enfrentarlo con todo su poder, a fin de que Bolivia no viva en el futuro lo que en este momento están atravesando países como México, en cuyas elecciones ya se ha denunciado la mano negra del narcotráfico y se ha asesinado a periodistas y a candidatos durante el proceso de campaña.

Una firme actuación del Estado, a través del Ministerio de Gobierno y de la Policía, es la señal que la ciudadanía está esperando, a fin de retomar la confianza y no caer en la desesperanza. Aún hay posibilidades de cambiar esta realidad, pero el tiempo se acaba.

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