Opinión

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El agro como solución

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18 de febrero de 2019, 5:00 AM
18 de febrero de 2019, 5:00 AM

El gobierno ahora sabe muy bien que la necesidad tiene cara de hereje. Debe pedir favores al agro cruceño, un sector al que se había propuesto destruir desde todos los frentes. Si YPFB no produce ni gasolina ni diésel en los volúmenes que pide el mercado, hay que resolver el problema de cualquier manera, incluso tragando sapos y culebras. Y, lo peor, por el sabor, tragándose sus propias palabras.

Para reemplazar, por lo menos en parte, a la gasolina, bueno será el alcohol, que lo deben producir los odiados empresarios del agro cruceño del sector azucarero. Y para el diésel, pues habrá que pedir favores a los productores de soya, por aquello del biodiésel. Difícil momento, porque supone, por un lado, admitir el error de haber combatido a un sector al que ahora se le debe pedir favores, y por otro, que el gesto supone reconocer que su política petrolera estuvo equivocada.

Si la política petrolera hubiera sido inteligente, o por lo menos no equivocada, la producción de gasolina y diésel evitaría las fuertes facturas de importación de ahora, pero sobre todo evitaría la vergüenza de pedir favores a los “oligarcas” cruceños. Es inevitable entrar en detalles escabrosos, como aludir a que, en cambio, la coca, el cultivo privilegiado por el gobierno, no aporta ni a la alimentación de los bolivianos, salvo a aquellos que importan autos Bentley o Lamborghini, ni es un producto que pueda ayudar a resolver el problema de la falta de combustibles.

Un Lamborghini no podría usar etanol, por favor. Ni GNV, per favore. Tampoco puede servir la coca para financiar importaciones, porque el producto de sus exportaciones no circula por las venas de la economía legal. Solo en las arterias de la economía sumergida, la non sancta, la que no paga impuestos ni debe pagar aguinaldos, simples o dobles.

Pues ahora, el agro cruceño le está pasando la factura al gobierno. Si quiere más etanol o biodiésel debe cambiar las reglas del juego, esas que impuso como ejército de ocupación inspirado en su odio al agro.

Hay que reconocer el derecho a la propiedad plena, a extender los cultivos, a invertir y, además, a exportar. Es cuando estás del otro lado del mostrador. Tus errores te llevaron a estar del otro lado, del que debe hacer las concesiones. Y de prisa. Muy de prisa. Lo llevas o lo dejas.

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