Opinión

Duque y un nuevo ciclo en Colombia

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9 de agosto de 2018, 4:00 AM
9 de agosto de 2018, 4:00 AM

Con 42 años y una destacada trayectoria política, Iván Duque inició ayer un nuevo ciclo en Colombia tras asumir la Presidencia de ese país en medio de una gran expectativa regional por lo que hará en uno de los países clave para la política en América Latina.

Duque asume el poder en un momento especialmente delicado para su país. Particularmente, por las tensiones que se han profundizado con Venezuela, la presión internacional por el futuro del acuerdo de paz firmado con las FARC y las protestas que demandan atención a problemas sociales y económicos que todavía afectan a la tercera economía más importante de la región. Además está pendiente la negociación con el ELN, la última de las organizaciones guerrilleras aún activas en Colombia.

Duque se comprometió a gobernar libre de odios y con la justicia en la mano, según dijo durante el discurso frente a 10 jefes de Estado y casi toda la plana política colombiana. Dijo estar consciente de que recibe un país aún convulsionado por la violencia política (más de 300 líderes sociales asesinados en los últimos dos años) y un proceso de paz todavía a medio camino de la pacificación.

El nuevo mandatario alertó que su mandato revisará los acuerdos de paz firmados con las FARC, la organización guerrillera que aceptó integrarse en el sistema político colombiano a cambio de beneficios judiciales para los guerrilleros, lo que causó unos 300.000 muertos, miles de desaparecidos, millones de personas desplazadas y graves violaciones a los derechos humanos.

Duque anunció, además, una profunda reforma de la Constitución para que el narcotráfico y el secuestro de personas no sean vinculados a delitos políticos y sus responsables reciban las penas más duras.

Otro frente complejo será Venezuela, donde el retroceso democrático y la profunda crisis económica han llevado a cientos de miles de venezolanos a migrar hacia Colombia, y no serán menores las tensiones con Nicolás Maduro.

Pese a todos estos desafíos, América Latina saluda la fortaleza de la democracia colombiana, que ha mostrado al mundo una transición ordenada y rigurosa con la Constitución a diferencia de lo que pasa con Venezuela, Nicaragua y Bolivia.

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