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6 de marzo de 2019, 4:00 AM
6 de marzo de 2019, 4:00 AM

El proceso de urbanización de Bolivia incrementó, en los últimos diez años, en alrededor de un 30% la población urbana en edad de trabajar, particularmente por la tasa de crecimiento de la población joven, que superó el 20% en las áreas urbanas, mientras en las zonas rurales el incremento fue de aproximadamente el 0,3%, verificándose la acelerada migración campo ciudad, asociada a la búsqueda de empleo y de mejor acceso a los servicios de salud y educación, sobre todo en los niveles educativos de secundaria y superior.

Por otra parte, el incremento de la tasa de crecimiento de la población joven en edad de trabajar da cuenta de la transición demográfica por la que está atravesando Bolivia, traducida en cambios sustanciales en sus estructuras etarias, que se expresan principalmente a través de reducciones en el peso relativo de la población infantil, el engrosamiento de la población en edad activa de adolescentes y jóvenes y el aumento sostenido, pero aún bajo, del peso de la población de adultos mayores

Como resultado de estas modificaciones, el país está transitando por el llamado bono demográfico, que se refiere al período en que las tasas de dependencia descienden de siete dependientes por cada diez trabajadores potenciales, el 2006, a cerca de cinco por cada diez trabajadores potenciales, el 2018, al disminuir la población infantil, proporcionando una oportunidad para el incremento de las tasas de ahorro y el crecimiento de la economía, como ha sucedido en países que acompañaron estos cambios demográficos con fuertes inversiones en capital humano, en especial en los adolescentes y jóvenes.

Sin embargo, a contrapelo de esta ventana de oportunidad que nos otorga el incremento de la población joven económicamente activa, junto con la disminución de las tasas de dependencia, la primera constatación es que las cifras de matriculación y sobre todo de permanencia y egreso, caen de manera dramática en la adolescencia; solo algo más de cuatro de cada diez adolescentes del nivel más pobre están escolarizados en secundaria y cerca de siete de cada diez están incorporados al mercado laboral; a lo que se suma alrededor de dos de cada diez que no estudian ni trabajan, verificándose que, a mayores niveles de pobreza, mayor inserción temprana al mercado laboral y, por tanto, mayor exclusión del derecho a la educación, reproduciendo el círculo vicioso de pobreza e inequidad.

Asimismo, si bien el desempleo se redujo del 5,5% en 2006 al 4,3% en 2018, en el caso de adolescentes de 15 a 19 años este índice se incrementa al 9% y en los jóvenes de 20 a 24 años a más del 7%. Más aún, mientras, en promedio, el índice de calidad de empleo (nivel de ingreso, de satisfacción y de estabilidad laboral) entre 2006 y 2015 alcanzo 53,4%, en adolescentes y jóvenes disminuye este índice en alrededor de diez puntos; verificándose que alrededor de seis de cada diez adolescentes y jóvenes desarrollan sus actividades laborales en condiciones de precariedad extrema, con remuneraciones por debajo del salario mínimo establecido por ley, en trabajos eventuales o carentes de estabilidad laboral y sin ninguna prestación social.

Por ello es relevante la iniciativa del Ministerio de Planificación del Desarrollo que impulsa el Plan de Generación de Empleo, focalizado centralmente en jóvenes, particularmente en los programas de inserción laboral que benefició, según el último reporte presentado en Santa Cruz, a cerca de 5.000 jóvenes y en el de orientación vocacional a algo más de 8.000 jóvenes a nivel nacional.

Ampliar la cobertura y beneficiar a los jóvenes en situación de desventaja y excluidos de oportunidades laborales y educativas, debería ser el reto central de esta iniciativa, acercando y adecuando la oferta a la demanda de estos sectores. Ello solo es posible descentralizando la gestión, de manera que se cuente con puntos focales accesibles en cada distrito municipal bajo modalidades adecuadas a las demandas y características locales, ampliando las alianzas más allá de las corporaciones empresariales con gobiernos municipales e instituciones sin fines de lucro comprometidos con las generaciones jóvenes.

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