Opinión

Crónica del paro cívico y algo más...

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25 de enero de 2018, 4:00 AM
25 de enero de 2018, 4:00 AM

El presidente del comité cívico atribuyó el éxito del paro de actividades a la disciplina de la gente, pero respecto a la indisciplina de sus confraternos optó por el silencio institucional ante la falta de justificativos. Y, efectivamente, hay cosas que, por ser obvias, no pueden ser tapadas fácilmente, y las cámaras de la TV mostraron imágenes de los confraternos y los comparseros (de ambos sexos) entregados a la pachanga y al trago en los puestos de bloqueo, aprovechando la ausencia de autoridad.


Además, la indisciplina fue el medio más efectivo que encontraron para exteriorizar su repudio al Código Penal de Evo Morales, “norma maldita”, en concepto de los organizadores del paro. De no haber sido por la intercesión de San Pedro, que después hizo llover, nuestras calles y avenidas continuarían despidiendo la ‘perfumada brisa’, obsequio de los bloqueadores.


Como el paro no fue cívico un 100%, salieron  a la palestra los opositores de siempre para anunciar que las horas de Evo Morales en el poder estaban contadas, siendo que falta cierto tiempo para la caducidad legal de su mandato, y aún está por verse si prosperan los cuestionamientos que se hacen a su repostulación. También se incorporaron algunos analistas adversos al régimen aportando sus propias predicciones al estilo de Nostradamus, el profeta del desastre. Unos calificando la situación como “color de hormiga” y otros hablando de “punto de saturación y agotamiento”, pero todos uniformes y contestes, y sobre todo contentos ante el inminente derrumbe de Morales, aclarando que será la clase media insurgente, y no la chusma, la que gestionará el recambio.


Por si fuera poco, también reaparecieron otoñales exdirigentes  anunciando el milagro de la resurrección de sus partidos difuntos junto con sus militantes (caso ADN y otros), siendo que estos, oportunamente, y al ver que las cosas se pusieron realmente ‘color de hormiga’, migraron a otras tiendas políticas, demostrando poseer un instinto de supervivencia bastante desarrollado.


La presente crónica no termina aquí, apenas comienza, porque la única forma de detener la seguidilla de paros depende más de Evo Morales que de sus adversarios, y estamos viendo que ha empezado por hacer concesiones a la oposición, “y entre estas y la derrota –decía Sergio Almaraz– no hay más que un paso”.

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