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Con la mirada en China

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27 de junio de 2018, 15:00 PM
27 de junio de 2018, 15:00 PM

La visita del presidente Evo Morales a la República Popular China –a la luz de la declaración conjunta emitida el 19 de junio de 2018 con su homólogo chino, el presidente Xi Jinping– da cuenta de la voluntad de ambos países por avanzar hacia una asociación estratégica profundizando la relación bilateral que de forma creciente se viene dando ya en los campos político, económico, comercial y cultural.

Desde el punto de vista del desarrollo productivo y exportador del país, resulta importante destacar el reconocimiento explícito que hace la Declaración Conjunta sobre “la necesidad de impulsar el crecimiento equilibrado y estable del comercio bilateral”, siendo que el crónico déficit con China solo en el último quinquenio sumó 6.433 millones de dólares, al haber pasado a convertirse en nuestro primer proveedor superando a Brasil, EEUU y Japón. Y para muestra basta un botón: en 2017 la compra de 4.233 productos chinos implicó un gasto de 2.027 millones de dólares para Bolivia frente a los 401 millones que recibimos al vender 48 bienes a ese país.

De ahí la importancia que los trabajos técnicos que se han venido dando desde 2017 puedan concluir satisfactoriamente –a la brevedad posible–, a fin de contar con las autorizaciones para exportar carne de res, así como de soya y sus derivados, tal como se consiguió ya para el café, la quinua, el sésamo y la castaña de origen boliviano.

Además, China se ha comprometido a brindar facilidades para la entrada de productos nacionales a su mercado, seguramente con el interés de disminuir el profundo desequilibrio comercial ya comentado, disparidad que –en beneficio de la propia relación comercial bilateral– no debería continuar profundizándose indefinidamente.

De consumarse la autorización del país asiático para poder exportar soya y derivados, así como carne de res, las posibilidades de venta a China serán extraordinarias, con los consecuentes beneficios que de ello derivarán en cuanto a la generación de empleos y las inversiones que se producirán en Bolivia al tener asegurado tan voraz megamercado.

Y es que, cuando Gobierno y empresarios salen juntos a conquistar mercados externos, la consecuencia es ¡el éxito! Si el Gobierno abre oportunidades para que el productor haga lo que sabe hacer –invertir, producir para abastecer el mercado interno y generar excedentes para exportar–, el resultado natural será más crecimiento económico, una mayor recaudación para el Estado y más empleos dignos para los ciudadanos.