Opinión

Comienza una semana de alta tensión en el país

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19 de agosto de 2019, 21:23 PM
19 de agosto de 2019, 21:23 PM

Comienza una semana de mucha tensión y complicaciones para el desarrollo de las actividades normales en el departamento y en el país. Una movilización de transportistas, el paro indefinido de los médicos y el paro cívico nacional convertirán en atípicos a estos días, por lo que el ciudadano debe tomar previsiones y el poder debe asumir que hay asuntos que demandan solución.

El Gobierno Municipal de la ciudad aprobó el reglamento de la Ley de Movilidad Urbana y, aunque no todo lo que debería estar normado se encuentra en el documento, hay puntos que son rechazados por el sector del transporte público (especialmente de los micros), razón por la que amenazan con parar a la mitad de sus unidades desde hoy y durante la jornada de mañana. La medida afectará a más de un millón de personas que ocupan el servicio a diario para llegar a sus fuentes de trabajo, pero también a los conductores particulares porque los miembros de los sindicatos anuncian marchas sobre el segundo anillo.

El Municipio pretende ordenar el tráfico urbano, pero no lo logrará si sigue cediendo ante un sector corporativo que vela por sus propios intereses antes que por los de la mayoría. Es así que lo conveniente es que el alcalde y sus colaboradores ejerzan su autoridad y avancen hacia el orden para construir una ciudad moderna. ¿Lo harán en un periodo electoral? Ojalá que el bien mayor sea el que prevalezca y no los cálculos políticos que son de beneficio para unos cuantos.

Por otro lado, los médicos del país comenzarán un paro nacional indefinido. La protesta es contra el Gobierno nacional, porque aseguran que se ha creado un Seguro Universal de Salud que ampliará la atención de pacientes, sin que esté acompañado de condiciones para atenderlos adecuadamente. Además, los galenos demandan que se institucionalice la entrega de ítems al personal de salud y que no se utilicen los aportes de trabajadores a la Caja Nacional de Salud para la construcción de hospitales, debido a que ya hubo sobreprecio en este tipo de obras.

El diálogo está roto y es probable que los pacientes adoloridos sean las víctimas de esta pulseada entre los médicos y el Gobierno. Este sector tiene reivindicaciones que pueden mejorar la salud de toda la población; no obstante, el método de protesta golpea a los más débiles: enfermos de escasos recursos y eso es injustificable.

Finalmente, este miércoles el país vivirá una jornada de alta tensión política. El movimiento cívico del país y el Consejo Nacional de Defensa de la Democracia (Conade) convocan a un paro nacional en demanda de la renuncia de los vocales del Tribunal Supremo Electoral y la inhabilitación del binomio del MAS, Evo Morales-Álvaro García Linera.

Es una apuesta arriesgada de los defensores del 21-F, ya que hay sectores afines al Gobierno que rechazan la medida y anuncian que saldrán a las calles a resistirla. Al mismo tiempo, por los antecedentes, es poco probable que los vocales electorales se vayan o que desistan los candidatos del MAS; la protesta sacará gente a las calles y quizás sea más una demostración de fuerza opositora, antes que de resultados concretos.

Lo que sí queda claro es que será una semana muy tensa y complicada para la ciudadanía, lo que demuestra que es preciso generar otros mecanismos de protesta nacional que afecten menos a la sociedad civil y que llamen más la atención del poder para provocar los cambios que se piden.

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