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24 de agosto de 2018, 4:00 AM
24 de agosto de 2018, 4:00 AM

El éxodo de venezolanos a Brasil y de nicaragüenses a Costa Rica, sobre todo por la crisis política y económica, ha generado lamentables brotes xenofóbicos. Hasta ahora similares situaciones se daban en zonas como el medio oriente y Europa, sobre todo por los refugiados sirios. También hay problemas con los migrantes mexicanos y otros latinos a EEUU, por el lenguaje y la actitud del presidente Trump. Los países de América del Sur y de Centroamérica generalmente han sido abiertos y solidarios, más aún por razones humanitarias. Por eso preocupa el hostigamiento a ciudadanos venezolanos y nicaragüenses que se ven obligados a abandonar sus naciones, no porque quieran hacerlo voluntariamente sino por el desastre al que han sido conducidos por sus gobernantes.

Las primarias deberían ser acogidas como un paso hacia la democratización de los partidos. Sin embargo, una medida de esta naturaleza, que en condiciones normales debería ser aplaudida, genera una desconfianza que se explica por la supuesta intención del oficialismo de usar este recurso de carácter vinculante para sellar la postulación del binomio Morales-García Linera, desconociendo así el referéndum del 21-F. Motivos para la desconfianza no faltan, debido a la insistencia oficialista en buscar otra reelección a como dé lugar.

Aunque la postulación de Evo Morales está cuestionada por los resultados del 21-F y a pesar de que Carlos de Mesa no quiere ser candidato, una encuesta de Ipsos para el canal paceño RTP muestra a ambos con una escasa diferencia en la intención nacional de voto. Encuestas son encuestas, pero la novedad es que se ve en este momento un escenario mucho más competitivo que en las anteriores elecciones entre la candidatura que busca el MAS y algunas de las que perfilan los opositores.

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