Opinión

Cara a cara

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4 de febrero de 2019, 4:00 AM
4 de febrero de 2019, 4:00 AM

Si el Gobierno le permite a Manuel Canelas hacer lo que piensa hacer como ministro de Comunicación, podríamos encontrarnos, después de 13 años del MAS en el poder, con un giro relevante en la gestión de los medios públicos. Canelas, por cuyas venas corre sangre periodística, tiene una mirada diferente a la de algunas influyentes autoridades gubernamentales sobre la relación del poder con los periodistas y sobre el manejo editorial del diario Cambio, el canal 7 y la red Patria Nueva, de propiedad de todos los bolivianos y no de un partido. Canelas explicó en el programa Asuntos pendientes, de EL DEBER Radio, su visión de la tarea complicada que implica gestionar la comunicación pública, nada menos que en un año electoral. Su reto es enorme y el mayor es convencer al masismo de que la confrontación y la persecución de periodistas no conducen a buenos resultados, ni siquiera electorales.

A Manuel Canelas no se le escuchó por ahora hablar de “cárteles de la mentira” ni de “medios opositores”. Al contrario, sorprendió con afirmaciones como la de que es amigo de periodistas como Raúl Peñaranda, uno de los de la “lista negra” del Gobierno. Su actitud tolerante es esperanzadora y se la puede entender, en parte, por su alto nivel de formación académica, pero, sobre todo, por su mente abierta. Pretende que las voces críticas al oficialismo estén en los medios estatales, lo que prueba que entiende la diferencia de poner a los medios a disposición del MAS que a disposición del Estado.

Ojalá que Manuel Canelas no decepcione y no corrobore el escepticismo de las voces que lo ven “ingenuo”. Es cierto que una cosa es querer y otra es poder. Démosle tiempo para que muestre lo que puede hacer. Su tarea más difícil es convencer a los de su propio hogar político.

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