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21 de enero de 2019, 4:00 AM
21 de enero de 2019, 4:00 AM

No acabábamos ayer de salir del shock por la tragedia resultante del choque frontal de dos buses entre Oruro y Potosí, cuando nos enteramos del incendio de otro cerca de Montero y el embarrancamiento, con al menos 13 muertos, de uno más entre Tarija e Incahuasi. Terrible fin de semana por la inseguridad vial. Mientras un diario paceño informaba en su edición dominical del novedoso servicio de una empresa de flotas que ofrece una “puntualidad suiza y una disciplina japonesa”, otro periódico del interior reportaba el aumento en un 75 por ciento de los accidentes en 2018, con un promedio de 33 por día y con más de 400 por año que involucran a buses. Choferes que se duermen, conductores novatos, frenos que no funcionan, llantas que arden, y, lo peor, un flojísimo control policial aumentan el riesgo de morir en las carreteras. Ni siquiera pudieron consolidar la promesa del GPS para monitorear la velocidad de los vehículos.

Evo Morales entra mañana a su último año de gestión, que estará marcado por su lucha obsesiva para continuar otro quinquenio en el poder. Serán meses electorales con las consecuencias que eso produce. En una entrevista con EL DEBER dijo que hay leyes de su Gobierno que ya están caducas, por lo que se deben discutir cambios. Lo más probable, sin embargo, es que al menos antes de las elecciones de octubre evitará complicarse con nuevas reformas que conflictúen el país.

Entre tanto, Trump cumplió la mitad de su mandato sin conseguir levantar su muro, la principal promesa de su campaña. Lo mejor que hizo hasta ahora fue manejar bien la economía, ya que se crearon 3 millones y medio de empleos durante su mandato. Tiene solo 39 por ciento de apoyo ciudadano, pero con una lealtad de sus seguidores prácticamente de acero.

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