Opinión

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5 de abril de 2019, 6:43 AM
5 de abril de 2019, 6:43 AM

La construcción está estancada, según datos del Observatorio Urbano. En 2018 mantuvo los niveles de 2017 y hasta decreció un 0,3%. El dato es inquietante porque este sector ha sido uno de los que tuvo mayor crecimiento en años anteriores, reflejando la boyante economía que tenía el país. La situación actual también es un indicador de la realidad, a pesar de los optimistas discursos. Los constructores alertaron sobre la baja inversión pública desde hace meses. Ayer el presidente dio a conocer la creación de un fideicomiso millonario para que los gobiernos subnacionales accedan a créditos y no paren las obras viales. En todo caso, hay que detectar las señales y reaccionar oportunamente frente a ellas. A las políticas anunciadas hay que sumarle la necesidad de ahorro en el aparato del Estado. ¿Será posible?

El FMI lanzó una alerta. Pidió que los gobiernos cuiden los precios de las viviendas, ya que cuando estos se inflan, pueden caer abruptamente y afectar la economía. Ya ocurrió en 2008 en EEUU y Europa. El crecimiento excesivo del crédito, la sobrevaloración de los activos y el endurecimiento de las condiciones financieras, son predictores de un ajuste a la baja a mediano plazo, dice el FMI en una publicación de El País. En un mundo globalizado, todos estamos conectados y debemos aprender a observar, escuchar, discernir y actuar en consecuencia.

¿Cuándo la frontera se volvió el ‘far west’? En San Matías y Guayaramerín hubo asesinatos a sangre fría y a plena luz del día. En el Gobierno sugieren que pueden ser vendettas. Además, hubo un atraco a un bus en la carretera, cometido por encapuchados armados. ¿Por qué tienen cabida estos hechos alarmantes? ¿Qué se está haciendo para tener mayor presencia del Estado en estas poblaciones? Debería ser un tema prioritario.

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