El Deber logo
13 de julio de 2019, 4:00 AM
13 de julio de 2019, 4:00 AM

En calidad de músico aficionado y de musiquero empedernido, pude haber escrito hace mucho tiempo sobre el deceso de muchos músicos y compositores, cuya biografia y ‘discografia’ hablan por sí solas.

Ni la muerte de John Lennon, BB King o Elis Regina fueron causa de la dedicación de un artículo y no es porque no hubieran merecido la atención de este escribidor, pero el fallecimiento del padre de la Bossa Nova, Joao Gilberto Prado Pereira de Oliveira, mas conocido simplemente como Joao Gilberto me ha conmovido y este artículo va en su homenaje. Se trata del abrazo cariñoso que le dí a la Bossa Nova cuando aún era estudiante de universidad y entre los libros y las noches de bohemia descubrí este rasgado especial que daban algunos sambistas y que sonaban con mucho estilo en las radios brasileñas, el amor fue a primera vista, la Bossa Nova y yo. Entonces decidí estudiar y tomar clases particulares de guitarra para aprender a tocar ese ritmo que venía a ser un desprendimiento genial y muy dulce de la samba brasileña.

Y ahí descubrí que eso había sido inventado por un genio, Joao Gilberto, que desde 1957 presentó al Brasil y al mundo entero este nuevo rasgado de guitarra y lo que dio el nacimiento de la Bossa Nova. Aprenderlo a tocar, el rasgado, la armonía y las notas que se extendían hasta la posición novena, no fue una tarea fácil de aprender.

Los acordes, la velocidad de los tiempos y este rasgado tan particular no creo que aun los haya aprendido, pero intentar tocar la Bossa es un placer íntimo, supremo. Lo que inventó Joao Gilberto fue la herramienta para que otros grandes compositores como Vinicius de Morais, Tom Jobim, Toquinho, Chico Buarque de Holanda, Caetano Veloso, Gilberto Gil y toda una generación de músicos y de canciones, lo usasen y que han marcado la vida de toda una generación en el mundo entero.

Este hombre que falleció el domingo por causas naturales, nacido en un pueblito del Estado de Bahia, Juazeiro, tuvo un fracaso artístico en Río de Janeiro, así es que entre 1955 y 1957 se fue a vivir a Porto Alegre y Diamantina (Minas Gerais) y es en esta última ciudad donde vivía su hermana, que se encerró durante más de seis meses.

No hablaba con nadie, no salía, era él y su guitarra abrazados buscando ritmos y armonías que acabarían dando forma definitiva a un estilo que posteriormente sería visto por otros músicos como algo nuevo, revolucionario, nuevo estilo, nueva bossa, bossa nova.

Es decir, luego de su fracaso, Joao Gilberto se reinventó e inventó ese rasgado con su emisión, división, precisión y la forma de cantar, inicialmente transgresor, pero en realidad perfecta y adecuada a todo tipo de canción brasileña o no, de forma tal que la voz y la guitarra se integran como una sola cosa, hecho el uno para el otro. Eso fue lo que inventó Joao Gilberto. El ha fallecido, pero su obra y su Bossa Nova quedan y tengo seguridad que su icónica música Chega de Saudade seguirá siendo fuente de inspiración para las nuevas generaciones de músicos de Brasil y del mundo. Gracias Maestro Joao Gilberto, éste es mi modesto homenaje.