Opinión

Bello año nuevo

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28 de diciembre de 2017, 4:00 AM
28 de diciembre de 2017, 4:00 AM

Esperamos el año nuevo como un regalo mágico. Estamos seguros de que el calendario nos traerá todo lo que nos falta y lo que esperamos. Unos a otros nos deseamos las mejores venturas y por momentos creemos que vendrán. Como para vivir necesitamos esperanzas, hemos inventado la fiesta de la ilusión, el Año Nuevo.

En ese sentido, pareciera que ahora no podemos incubar muchas esperanzas. No hay indicios de que cambie nada en el país ni en nuestras vidas. La nueva sociedad que nos anunciaron a gritos no saben qué es ni cómo construirla. La ambición les preocupa más que sus promesas y la publicidad con que se abrieron paso. El dinero se nos hará más esquivo y cada vez nos servirá para menos. Habrá menos trabajo y comeremos menos. Nadie calmará nuestros dolores ni cerrará nuestras heridas. Las ilusiones de nuestros estudiantes morirán otra vez en escuelas tediosas. Nuestros indígenas y nuestros pobres esperan milagros que cambien su suerte. En fin, nada hará nuevo el año que empieza el lunes.

No existe un Papá Noel que nos traiga la vida ni la esperanza desde las nubes. Pero tenemos una esperanza que nunca tuvimos. La esperanza está en lo que nosotros podemos hacer. En este año nuevo, lo auténticamente esperanzador es lo que acaba de estallar hace muy poco. Como por encanto han brotado cientos de plataformas, de movimientos, de grupos. Se han levantado miles y miles de jóvenes, de mujeres, de hombres, de todas las edades, de todos los sectores y de todos los barrios. Ha surgido una vida impensable e imparable. La gente ha perdido el miedo, se ha puesto de pie y ha empezado a andar el camino de la esperanza que nos habían arrebatado.

Los dueños del poder han jugado tanto con la mentira, han prostituido tanto la verdad y la justicia que han colmado la paciencia y han agotado la esperanza. Nos han creído tan estúpidos que han despertado las más profundas rebeldías. Han mostrado tal borrachera de ambición que nos han lanzado a la calle a gritarles un “basta” estremecedor.

Este año será nuevo porque hay una razón profunda para vivir y para actuar. Será un largo año, un trabajo duro. Tenemos que pelear la más dura de todas las batallas. No bastan los gritos ni los desplantes. Cumplieron su papel de arenga, pero no son la guerra que necesitamos. Tenemos que luchar a punta de inteligencia. Dominaremos la rabia mientras describimos la patria que soñamos. Haremos un inmenso equipo de los que somos diferentes, pero capaces de coordinar nuestras ideas y nuestras energías. Tenemos que trazar los caminos que recorreremos. Tenemos que medir nuestras fuerzas y multiplicarlas. Tenemos que sembrar ilusiones y coraje. Ese es el año que nace y ese es su encanto. 

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