Opinión

Beethoven

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20 de agosto de 2018, 4:00 AM
20 de agosto de 2018, 4:00 AM

Tuve un legado de conocimiento musical invaluable a través de mi profesora de piano, la eximia musicóloga Sarah Ismael. Ella decía: “Debe haber poca gente que no ha escuchado a Beethoven, al menos los primeros acordes de la Oda a la alegría”; Beethoven es, sin duda, el mayor referente de la composición musical en Occidente.

La fuerza emocional que compartía con la audiencia hizo que su música sea profundamente comprendida y sus revolucionarias ideas transformadas en notas musicales. Beethoven es universalmente reconocido como el gran compositor entre todos los sinfónicos, él fracturó las dogmáticas fórmulas del estilo clá- sico. Sus nueve sinfonías son la piedra fundamental de la literatura musical. El exultante estilo revolucionario influyó como una indomable catarata en los compositores de la época y pervivió con intensidad hasta la actualidad, lo que no ha logrado ningún otro compositor.

No fue una revolución sencilla pues interpeló y cambió cada nivel como la armonía, la melodía, el ritmo, la formalidad, lo dramático y hasta lo trágico; constituyéndose involuntariamente (al ser un hombre sencillo, solitario y discreto), como el líder de la irrupción de una nueva era.

No es arriesgado mensurar el progreso artístico-musical de Beethoven en tres periodos. 1) 1790-1800, caracterizado por el innovador tratamiento de las convenciones clásicas de la época. 2) 1800-1815, llamado el período heroico y determinado por la erección de un verdadero estilo revolucionario que hizo trizas al estilo clásico. 3) 1820-1826 dominado por las revolucionarias creaciones del compositor en toda su carrera: la Novena Sinfonía, en la cual él fusiona todas las formas de arte en una sola como una obra monumental y establece una nueva era desbocada y de desembarazada expresión.

Tras la historia de las nueve sinfonías se ve un compositor iluminado por Dios, pues solo así se entiende que pudiera componer sinfonías de esa potencia y profundidad. Nadie, sino Beethoven creía más que las reglas existen para ser transgredidas por ideas renovadoras; la Novena Sinfonía arrasó o enterró todas las distinciones de la totalidad de sus obras; una integridad que abarca todas las formas de arte incluidas la literatura, canto y el drama.

La Novena Sinfonía decreta el dictado de ese contenido de género como la forma y las necesidades de expresión del compositor y asume prevalencia sobre todas las entonces vigentes convenciones musicales

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