Opinión

Basta de tragedias viales

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15 de diciembre de 2018, 4:00 AM
15 de diciembre de 2018, 4:00 AM

Diciembre comenzó con luto. Más de una veintena de personas murieron como consecuencia de accidentes viales ocurridos en varias zonas del país. Mujeres, hombres y niños que salieron con esperanzas de sus hogares, no lograron volver porque fueron víctimas de las tragedias de las carreteras.

En la vía a Achacachi (La Paz), dos minibuses chocaron de frente. El saldo fue de 17 personas fallecidas y unas 10 heridas. Al comenzar el mes, un bus se embarrancó en la zona de Apolo (también en el departamento de La Paz) y ayer por la mañana colisionaron dos camiones en una de las vías de Santa Cruz: murió un hombre y dos quedaron heridos.

Es lamentable que estas noticias sean recurrentes y que parezcan un tétrico deja vú, ya que cada año hay saldos que entristecen a decenas de familias y que impactan a toda la población. ¡Cómo puede ser posible que no se aprenda la lección y que la imprudencia siga siendo el motor de estos lamentables acontecimientos!

De acuerdo a un informe policial, que se hizo público en abril de este año, el 82% de los accidentes de tránsito tiene como causa la imprudencia, la impericia y el consumo de bebidas alcohólicas. A lo anterior se suma el factor de las fallas mecánicas, especialmente cuando se trata de buses de transporte público interdepartamental o interprovincial, o el cansancio extremo de choferes de flotas que tienen una carga laboral sobrehumana.

Hay dos responsables de esta realidad. Por un lado, los propios conductores que no asumen la vulnerabilidad e irresponsabilidad de manejar en estado de ebriedad o con una imprudencia extrema, pensando que son invencibles y causando dolor en familias de inocentes que mueren por su culpa.

En el otro vértice está la falta de mano dura de parte de las autoridades locales, departamentales y nacionales. Se ha hablado de soluciones, hasta el cansancio, que pasan por mejorar los controles en las carreteras; las condiciones mecánicas de los vehículos; se mencionó la incorporación de agentes infiltrados, etc. Nada funcionó hasta el momento. El luto se sigue sembrando en las rutas del país, debido a que las medidas son reactivas y no son sostenibles. Aguantan lo que aguanta la noticia. Pareciera que la responsabilidad de quienes están llamados a poner orden se limita al show para quedar bien después de cada tragedia.

A lo anterior se suma el mal estado de muchas carreteras, lo cual obliga a esquivar baches y hacer maniobras que resultan muy peligrosas para conductores y pasajeros.

Es necesario reflexionar en estas tres líneas, de manera que este fin de año tengamos conductores más responsables, controles más eficientes y con mayor cobertura, así como mejoras viales. Que en estas fiestas no haya más dolor en las familias bolivianas.

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