Opinión

Autocracia centralista

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29 de marzo de 2018, 4:00 AM
29 de marzo de 2018, 4:00 AM

El último reporte de la fundación Jubileo ratificó una vez más la tesis de que el Estado Plurinacional con Autonomías es una más de las ficciones fundacionales de un régimen autocrático y centralista. El hecho de que el presupuesto del Ministerio de la Presidencia de este año sea mayor a las nueve gobernaciones juntas es un dato inédito en los 35 años de vida democrática, que en algún momento alentó una apuesta descentralizadora del poder.   

La noticia, al igual que otras, pasó desapercibida en medio de la agitación nacional y el desbordante optimismo provocado por la apertura de la ronda de alegatos en La Haya a propósito del diferendo marítimo.  

Según Jubileo este ministerio cuenta con un presupuesto de 3.094 millones de bolivianos, cifra que excede los 2.149 millones asignados a las nueve gobernaciones. Esta distribución de recursos en el país “es una señal de que por mucho tiempo tendremos un presidente y vicepresidente cumpliendo roles de alcalde”, estragulando o suplantando a gobernadores, lo que “trastoca todos los principios fundamentales de la autonomía” y de un pacto fiscal lento y nunca priorizado. 

Este informe es congruente con otros datos por demás elocuentes. Según la Gobernación cruceña, a cuyo asesor económico nadie refuta, en 11 años, el Estado central absorbió el 92% del total de los recursos. Por otro lado ¿sabía usted que cuatro carteras de Estado copan el 70% de recursos para 20 ministerios y que estos son los ministerios de la Presidencia, Gobierno, Defensa y Obras Públicas, Servicios y Vivienda? 
El presupuesto presidencialista se canaliza a través del programa Bolivia cambia, Evo cumple; su incremento ha sido sostenido pese a las evidencias de su gestión  discrecional, improvisada, clientelar y, lo que es peor, políticamente condicionada. El asedio centralista no da tregua ni sosiego a quienes discrepan con el autócrata. 

El programa Evo cumple es egolátrico. Personaliza la gestión, asfixia la autonomía e incluso sacrifica las posibilidades de otros ministerios y entidades nacionales más eficientes. 

La historia se repite. Hay paralelismo respecto a gobiernos que en el pasado dictatorial propugnaron un modelo desarrollista, extractivista y altamente centralista, con el agravante de que 40 años después sobran argumentos que desahucian su viabilidad. Hoy, la bolsa de recursos presidenciales ha resultado chica ante la compulsiva adicción de cortar la cinta y ‘challar’ obras en contacto con la gente. Curiosamente, los elefantes blancos del pasado hoy mudaron la piel para convertirse en azules, de tallas grande, mediana y pequeña. El Evo Cumple prohíja los pequeños y medianos elefantes azules, dejando con su sello la imagen de padre benefactor y tutor garante del ‘buen vivir’ para perpetua memoria. No es broma, la marea azul aturdió nuestros sentidos.

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