Opinión

Amnistía total

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29 de octubre de 2018, 4:00 AM
29 de octubre de 2018, 4:00 AM

Nuestro país se ha caracterizado por las luchas intestinas llenas de odio, revanchas y canibalismo político por la ambición de poder; al gobernante de turno le incomodaba tener opositores y los alejaba a través de métodos antidemocráticos, con saña, persecución, encarcelamiento o exilios.

La amnistía, como principio reconocido por la mayoría de las legislaciones del mundo, busca reconciliar y pacificar un país donde la anarquía y el odio han superado la fraternidad, en que el Estado renuncia perseguir delitos políticos y llama a la concordia colectiva.

El MAS, con Evo Morales, repite hechos funestos, con la diferencia de que somete al Poder Judicial para criminalizar la política y encarcelar la voz disidente, como el caso de los acusados por supuesto terrorismo y otros dirigentes políticos que buscaron asilo político antes de ser encarcelados con juicios amañados.

Una declaratoria de amnistía, censurada por la prensa y la oposición, fue la dictada por Carlos Mesa, mediante Decreto en 2003, concediendo amnistía parcial a favor de los dirigentes sindicales Evo Morales, Felipe Quispe, Édgar Patana y Roberto de la Cruz para salvarlos de un juicio, porque se los señalaba como incitadores de la guerra del gas de octubre negro.

En esta amnistía fueron excluidos cinco miembros del Alto Mando Militar y dos exministros de Estado, que fueron sometidos a juicio de responsabilidades y sentenciados por el Tribunal Supremo por los delitos de genocidio y otros el 30/8/11.

Según juristas, esa amnistía fue injusta y parcializada, debiendo ser de carácter general por la convulsión social, pues el Legislativo tenía el deber de asumir la responsabilidad política para evitar un polémico juicio y perversa sentencia por genocidio, ya que no existió la manifiesta intención de eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, religión o política.

La amnistía a favor de los expresidentes Jorge Quiroga y Carlos D. Mesa sin tener delitos fue estrategia del presidente Morales para congraciarse con sus dos opositores al estar seguro de su triunfo en La Haya y otorgarles embajadas para alejarlos del país, así evitar sean rivales en las presidenciales de la que insiste en su ilegal reelección. Esta amnistía debió ser general para todos los presos y perseguidos políticos en un periodo preelectoral, pero vemos que la fraternidad humana es una simple ilusión donde el hombre es un lobo para el hombre.

 

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