Opinión

¡Alto al avasallamiento y destrucción del bosque!

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3 de noviembre de 2018, 4:00 AM
3 de noviembre de 2018, 4:00 AM

Si algo aprendimos de nuestros antepasados fue convivir en armonía con el bosque y la naturaleza que nos proporcionan aire puro, agua y pesca para alimentarnos sin temor a una contaminación como la que sufre hoy el planeta.

De un tiempo a esta parte, nuestro rico suelo cruceño viene siendo avasallado e invadido por campesinos de la parte andina del país, a quienes el Gobierno asienta en un lugar ajeno a su hábitat para sumar votos en tiempo electoral, en vez de elaborar políticas integrales de asentamientos humanos o crear empresas que generen empleos. Hay gente asentada en Guarayos, el norte de Santa Cruz, la provincia Velasco y otras donde el funcional INRA les otorga títulos de saneamiento que toman como autorización para deforestar y destruir el bosque, incluso áreas protegidas, tirando por la borda postulados de la Conferencia Mundial sobre protección a la madre tierra, el medioambiente y el efecto invernadero.

El municipio de Roboré ha sido víctima de avasallamiento de su territorio por 300 familias del altiplano, asentadas en una zona colindante con el valle de Tucabaca, han talado 50 ha de selva espesa y corpulenta destruyendo la rica flora y fauna para fundar la comunidad ‘Tupac Amaru’. El alcalde y otras autoridades han censurado este atropello y se encuentran por tomar medidas de hecho en defensa de la tierra con apoyo del Comité Cívico, en caso de no revertir las adjudicaciones y castigar a responsables.

La Secretaría Nacional del Medioambiente incumple la función de proteger y conservar los recursos naturales regulando las acciones del hombre con relación a la naturaleza, tampoco promueve el desarrollo sostenible para satisfacer las necesidades de la actual generación, sin poner en riesgo la de generaciones futuras.

Los municipios de capital y provincias al planificar la expansión territorial de las ciudades, dentro del ordenamiento territorial regional, deberán ser más rigurosos en exigir uso de suelo y la ficha ambiental, así evitar que empresas inmobiliarias arrasen con la cubierta vegetal; además, el Estado a través de sus organismos competentes ejecutará acciones de prevención, control y evaluación de la degradación del medioambiente que de forma directa o indirecta atente contra la salud humana, la vida animal y vegetal.

Urge hacer conciencia de que el bosque regula el clima, preserva el suelo y favorece la afluencia de las aguas y su deforestación ocasiona erosiones, inundaciones y la formación de zonas desérticas, a ese fin las universidades autónomas y privadas orientarán programas de estudio y de formación técnica y profesional.

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