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9 de enero de 2019, 4:00 AM
9 de enero de 2019, 4:00 AM

Ha sorprendido la posición de la Alcaldía cruceña sobre el SUS. Junto a la de los médicos, es una de las más críticas, ya que el propio Percy Fernández afirmó que esa iniciativa gubernamental no tiene el respaldo de una ley. La comuna cuenta con su propio seguro y adelantó que seguirá con sus prestaciones al segundo y primer nivel. En cambio, dejaría de aportar recursos a las de tercer nivel. Nadie con sentido común se opone a la idea de ofrecer un servicio de salud gratis a los que no lo tienen. Sin embargo, no conviene implementarlo sin definiciones claras de recursos, prestaciones y competencias, solo por la urgencia de ganar votos en un año electoral. El gobierno municipal esta vez muestra coherencia al intentar hacer respetar su autonomía.

El vicepresidente definió en el programa No Mentirás a EL DEBER como un “periódico opositor que hace un esfuerzo de equilibrio”. Opinó que este medio “tiene una línea contraria al Gobierno, no le caemos bien, pero respeta al periodismo, hace un trabajo profesional, critica, investiga y da lugar a la contraparte”. Ni opositor ni oficialista, EL DEBER solo es un diario. Su misión ha sido la misma en casi 70 años: fiscalizar a los poderes nacionales y a los locales, con responsabilidad. La tarea no pasa por gustos ni fobias. En todo caso, complace que García Linera reconozca atributos que otros miembros del Gobierno omiten cuando dicen que este medio integra “el cartel de la mentira”.

La figura más ascendente de la política alemana se retiró de las redes sociales porque “alientan el odio”. Más allá de sus respetables razones, Robert Habeck actúa contra la corriente, cuando el problema no son las redes, sino su mal uso. No se puede dar la espalda a la realidad de inevitable convivencia con los nuevos medios.

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