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16 de noviembre de 2018, 4:00 AM
16 de noviembre de 2018, 4:00 AM

Pasaron las 24 horas del ultimátum que le dio Evo Morales a Carlos Mesa para que el candidato del FRI ofrezca pruebas de la relación del Gobierno con los sobornos del caso Lava Jato. No hubo una respuesta al respecto, por lo que supuestamente Mesa deberá “atenerse a las consecuencias”. ¿Cuáles serán esas “consecuencias”? ¿Acaso un juicio para inhabilitar al vocero de la demanda marítima? Esa podría ser la consecuencia, tomando en cuenta que el MAS ya votó en la Asamblea para que el expresidente sea investigado por la Fiscalía. ¿Podrán inhabilitarlo antes de las elecciones? ¿A quién beneficia y a quién perjudica que Mesa no sea candidato? Son las preguntas del momento político boliviano.

Para aplacar el malestar de los empresarios, el Gobierno ofreció flexibilizar el pago del doble aguinaldo. La oferta del Ejecutivo es ampliar el plazo del desembolso hasta marzo, realizar una parte de la entrega en bonos de compra o en productos y establecer un límite para los beneficiarios, excluyendo a los que ganen sueldos altos. No hay aún un acuerdo, pero la propuesta abre una posibilidad de auxilio a las empresas que pueden pagarlo. Es probable que a los privados no les quede otra salida que aceptar, pero el Gobierno se puede abrir un frente con los sindicatos por una medida con la que terminó enredado.

Evo Morales acaba de reiterar su temor a las redes sociales y ha mencionado en una semana por segunda vez la posibilidad de ser derrotado. Su ánimo no es el mismo de los anteriores procesos electorales, en los que prometió triunfos arrolladores. El presidente parece haber tomado el pulso a una realidad que muestra a su Gobierno evidentemente desgastado y un incesante rechazo de una nueva oposición esencialmente ciudadana, que se expresa en las redes.

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