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10 de agosto de 2018, 4:00 AM
10 de agosto de 2018, 4:00 AM

Reír para no llorar. Esa parece haber sido la lógica de la infinidad de memes y videos virales con motivo del papelón mundial que significó que se roben la banda y la medalla presidenciales porque el custodio estaba en un prostíbulo. El hecho desnuda un descontrol preocupante. Los símbolos presidenciales salieron de la bóveda del Banco Central de Bolivia antes del 16 de julio y ya se sabe cómo fue la custodia de los mismos durante casi un mes. Esa no puede ser solo responsabilidad de un teniente, sino la falta de respeto a un protocolo para resguardar esas joyas que no son ni del MAS ni de Evo Morales, sino del Estado boliviano. Será importante sentar un precedente al respecto, porque no es un simple hecho anecdótico.

Empresas del Estado se beneficiaron con créditos por Bs 58.636 millones ($us 8.424 millones) desde 2009, provenientes del Banco Central de Bolivia. De ese dinero, se ha recuperado 2.211 millones de bolivianos hasta la fecha. Se trata de préstamos a largo plazo (entre 18 y 50 años) y a muy bajos intereses (entre 0,62 y 1,68%). Esto refleja el modelo económico que privilegia al sector estatal. Los privados acceden a préstamos más caros y en condiciones más complicadas, además de estar sometidos a rigurosas medidas tributarias y laborales. Quizás sea tiempo de dar un giro y aunar esfuerzos, de manera que se genere desarrollo y riqueza en una sinergia pública y privada. Por ahora, no todas las empresas financiadas por el BCB dan ejemplo de eficiencia.

Se inauguró la Casa Grande del Pueblo. Costó Bs 240 millones, será sede de cinco ministerios y fue blanco de críticas porque tiene una suite presidencial de mil metros cuadrados. Palacio Quemado será museo y sede de las oficinas de Diremar. Los críticos ven el nuevo edificio como un lujo del mandatario. Los ministros aseguran que es una necesidad.

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