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23 de mayo de 2018, 4:00 AM
23 de mayo de 2018, 4:00 AM
El exfiscal Marcelo Soza
, protagonista de lo que él mismo denunció posteriormente como un montaje político para perseguir a dirigentes cruceños opositores al Gobierno, fue condenado a 12 años de cárcel por los delitos de concusión y uso indebido de influencias, que en términos más claros y directos no es otra cosa que extorsión. La justicia lo halló culpable de usar su posición de investigador para beneficiarse ilícitamente con recursos económicos exigidos al padre de uno de sus acusados, que tuvo el coraje de denunciarlo. Soza fugó del país hace cuatro años para refugiarse en Brasil, después de su oscuro accionar en el caso terrorismo, en el que se ocupó en persona de liderar persecuciones y expandir el miedo con sus largas listas de sindicados, que, por lo que se ha denunciado, alteraba a su conveniencia. El exfiscal se ampara ahora en el vecino país, cuando lo que corresponde es que le quiten la impunidad y que lo envíen de retorno a Bolivia a cumplir su condena.


Espléndida se vio ayer
en la portada de EL DEBER la foto aérea de la avenida Grigotá que cruza La Ramada. Un indudable logro municipal con el plan de reordenamiento de mercados y del tráfico por esa zona. El diálogo, combinado con la firmeza, permitió esa imagen que esperamos se repita en toda la ciudad. Ojalá prevalezca la misma actitud de la Alcaldía con los transportistas que se resisten al orden en otros lugares.  


La universidad pública
de El Alto tiene 2.664 docentes, para casi 50.000 estudiantes. La universidad René Moreno tiene 1.754 profesores para más de 100.000 alumnos. O sea, mil menos para más del doble de población estudiantil. Alguien de nuestra superior casa de estudios tendría que explicarnos por qué tanto desequilibrio. 

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