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7 de marzo de 2018, 4:00 AM
7 de marzo de 2018, 4:00 AM
Mar sí, pero con democracia.
Es el argumento principal del sorpresivo desmarque de Jaime Paz de la delegación de invitados a La Haya, que ha disparado el debate político y generado un boquete en la pretendida intención gubernamental de mostrar al mundo unidad nacional respecto a la demanda marítima. El efecto de la ausencia o presencia de invitados bolivianos en los alegatos es solo simbólica o de imagen, ya que no incide en el proceso. Sin embargo, la disidencia puede haber generado beneplácito en el Gobierno chileno y un evidente malestar en el de Morales, que de inmediato descalificó la decisión del fundador del MIR. Paz Zamora tiene razones muy respetables para desistir y no es serio calificarlo ahora de traidor a la patria por su ausencia en La Haya. Sin embargo, el expresidente debió tener una posición definitiva antes de aceptar la invitación y no retroceder después.

 

Alguien sugirió ayer
a los opositores invitados a La Haya que condicionen su viaje a obtener un compromiso de Evo Morales de respetar el 21-F.  Interesante planteamiento, pero probablemente imposible de ser aceptado por el presidente, que se aferra a seguir en el poder al menos otro quinquenio. Mar sí, pero también respeto a la CPE, es la idea.

 

Una vez más habrá
que insistir en un necesario golpe de timón que permita algo de tranquilidad en Palmasola y sus alrededores. Pasar de los dichos a los hechos y del diagnóstico a la acción es el reto.  
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