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24 de enero de 2018, 4:00 AM
24 de enero de 2018, 4:00 AM

No hubo golpe de timón. Evo Morales cambió solo a dos ministros y ratificó a 18, entre ellos a la cuestionada ministra de Salud. Se esperaba un remezón en una de las etapas políticas más críticas y debido al creciente desgaste que sufre el Gobierno, pero el presidente prefirió casi no tocar a su equipo, probablemente para no abrirse frentes internos en su partido y con los movimientos sociales afines al MAS, en un momento de inestabilidad política y social. Desde el mismo oficialismo se cuestionó al gabinete por “timorato”. Algunos de los ministros incorporados en 2017 no tuvieron experiencia técnica y política suficiente para gestionar demandas ciudadanas. Además de cuidar la unidad interna de su entorno, Evo tal vez pretende mostrarse firme ante la presión social que le exige un giro total en lo que le queda de gestión. Evita quemar fusibles y asume en persona el costo del desgaste de los errores de su equipo. Otra lectura que puede hacerse de este suave relevo de ministros es que el MAS no dispone de suficientes cuadros políticos de confianza para una renovación en el periodo final y probablemente el más difícil de su mandato.

Donde hay remezón  por un nuevo gabinete es en Chile, donde Piñera apostó por un escritor excomunista como su canciller. Apenas haya terminado de jurar, Roberto Ampuero deberá encabezar una semana después los alegatos orales del juicio en La Haya. Ayer también se conoció la renuncia del embajador Gabriel Gaspar al equipo chileno. Una transición con bajas, pero el asunto marítimo se maneja en Chile como política de Estado y no se vislumbra un giro trascendental.

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