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7 de noviembre de 2017, 4:00 AM
7 de noviembre de 2017, 4:00 AM
Un candidato
a los cargos judiciales fue inhabilitado al comprobarse que hacía campaña para inducir al voto. Hay otros en la mira por la supuesta distribución de afiches y copias de boletas marcadas a su favor, además de pedidos de apoyo en las redes sociales. Hemos pasado a los extremos. Si en la primera elección judicial hubo quejas por las restricciones informativas, ahora estamos a un paso de entrar a una campaña electoral tradicional, cuando solo está autorizada la difusión irrestricta de méritos de los postulantes. Las primeras evidencias son las barras que los acompañan, las promesas que hacen y las estructuras que han armado para movilizarse entre el electorado y los medios.

 

El Órgano Electoral
salió a aclarar que los ciudadanos pueden anular el voto o considerar la opción del blanco. No está prohibido hacerlo, pero también se precisó que no incidirán en el conteo final, que le dará el triunfo al candidato judicial con más votos. Es decir, los nulos o blancos quedarán solo como un mensaje testimonial de quienes no están de acuerdo con esta elección, como ocurrió la primera vez en la que las boletas anuladas superaron a los votos válidos. Ya lo saben, el valor será netamente testimonial.

 

Luis Arce Gómez
ha vuelto a decir que conoce dónde están los restos de Marcelo Quiroga Santa Cruz, pero pide negociar una mejor situación para él a cambio del dato. Suena a chantaje la reiterada oferta de levantar el secreto, en medio de un escaso esfuerzo para establecer la verdad y darle certidumbre a la familia del desaparecido líder.

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