Para buena parte de los opositores y sus seguidores, este domingo no hay elecciones presidenciales. Denuncian fraude, pero Nicolás Maduro defiende la pulcritud del proceso electoral. El domingo está prevista la votación

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18 de mayo de 2018, 7:01 AM
18 de mayo de 2018, 7:01 AM

La Mesa de la Unidad Democrática (MUD), una coalición de partidos que en los últimos años canalizó la oposición al chavismo, considera que los comicios no cumplen con las condiciones mínimas de justicia y transparencia.

Coinciden con ella buena parte de la comunidad internacional: más de una decena de países de la región, Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea.

El presidente Nicolás Maduro, que defiende la pulcritud del proceso, buscará así la reelección en un terreno más propicio que en el que ganó a Henrique Caprilespor la mínima en 2013.

La MUD, que triunfó en las elecciones legislativas de 2015, tampoco aparecerá en la tarjeta al estar inhabilitada, como tampoco algunas de las importantes formaciones que la componen.

Tras años de enfrentamiento con el gobierno y en medio de la que posiblemente sea la peor crisis económica de la historia del país, la oposición tradicional desiste de sacar del poder a Maduro a través de las urnas, porque cree que la elección es un gran fraude.

Pero aún así Maduro tendrá rivales: el pastor evangélico Javier Bertucci y el exchavista Henri Falcón, que desobedeció la directriz de la MUD para desafiar al presidente, lo que le ha valido los ataques de la coalición.


Javier Bertucci, un pastor que promete revertir la crisis venezolana. Foto: AFP

Después de casi 20 años de chavismo, la oposición en Venezuela afronta de nuevo dividida el peor escenario para sus intereses: unos retan a Maduro y otros pretenden con el abstencionismo mostrar que el nuevo gobierno será ilegítimo.

Los votos de los primeros niegan a los segundos; los brazos caídos de los segundos restan fuerza a los primeros.

Pero entonces, ¿cuál es la apuesta de los que ahora llaman a la abstención para derrotar a Maduro en el futuro?

Le hacemos esa y otras preguntas a Delsa Solórzano, diputada, vicepresidenta del partido Un Nuevo Tiempo y una de las nuevas caras de la oposición.

¿Por qué llaman a no votar el domingo?

Sí queremos votar, pero lo que va a pasar el 20 de mayo no es votar.

En Venezuela la elección no la convocó el ente que debía convocarla, no se está haciendo cuando toca, porque la entrega de mando es el año que viene (…) Los partidos políticos fuimos inhabilitados. El partido del que yo soy vicepresidenta (Un Nuevo Tiempo) está inhabilitado (…) No tenemos partidos políticos a través de los cuales ir a participar. La mitad de los candidatos están inhabilitados (…) A mí me propusieron ser candidata, pero en caso de ganar (las primarias), ¿con qué partido voy?

El gobierno ha ido eligiendo a su oposición. Yo la llamo oposición Vichy (colaboracionistas franceses con la Alemania nazi). El voto además no es secreto porque vas a hacerlo con el carnet de la patria, a través del que te dan la bolsa de comida, que es como una tarjeta de racionamiento electrónica. Y si no votas por Maduro no recibes este mes la bolsa.

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Entonces eso no es votar. Hoy no tenemos las condiciones para que pueda hablarse de voto. Lo que estamos haciendo es luchar para que podamos votar.

¿Cuál es entonces la apuesta de la oposición?

Luchar para que haya elecciones en Venezuela.

¿Cómo se concreta eso?

Con políticas públicas, porque tienes que decirle al país que tú sabes lo que vas a hacer cuando el régimen caiga. Luego, una lucha en las calles, en lo institucional en la Asamblea Nacional (el Parlamento, de mayoría opositora) y obviamente con la presión internacional.

Nosotros queremos resolver los problemas con nuestros mecanismos, pero solos no podemos. Eso no pasa por una invasión, ni por los cascos azules ni por que vengan los marines, sino que pasa por una necesaria presión internacional para que haya un proceso electoral en Venezuela.

Pero si esa presión, que ya existe, no ha hecho al gobierno conceder lo que ustedes pedían, ¿por qué cree que eso sucederá en el futuro?

Eso no lo sabe nadie. En Chile nadie se imaginaba la salida de (Augusto) Pinochet y que cediera a hacer un proceso electoral. Y ocurrió.

El caso de la salida de Pinochet tras un plebiscito en 1988 es precisamente el argumento del candidato Henri Falcón para dar la batalla en las urnas el domingo y ejercer presión contra el gobierno.

En Chile la gente votó secretamente, acá no.

Dentro del gobierno de Pinochet se tuvo que reconocer la derrota…

Lo que ocurrió en Chile fue una elección. Es que esto no es una elección. Es posible hacer elecciones en dictadura, las hubo en Chile. En Venezuela ha habido procesos electorales, pero es que esto no es una elección.

Cuando haya una elección vamos a participar y vamos a procurar ganar (…) Hace 20 años que en Venezuela no hay una elección verdaderamente libre, pero en este momento ni siquiera es un proceso electoral.

¿Entonces esperan seis años más de Maduro?

Siento que el 20 de mayo empieza un proceso político que va a marcar un antes y un después. A partir del 5 de enero (de 2019, fecha de la toma de posesión oficial del nuevo mandato) ya no será un presidente legítimo.

¿Por qué han sido tan críticos con Henri Falcón por dar la pelea electoral?

La idea de Henri Falcón es otra completamente distinta.

¿Cuál?

La verdad es que mi enemigo es Maduro, no quiero hablar de Henri Falcón. Me recuerda únicamente a (Philippe) Petain (el mariscal que lideró el gobierno francés de Vichy).

Pero hay gente que dice que va a ir a las urnas porque está descontenta con Maduro y va a votar por Falcón o por el pastor evangélico Bertucci. ¿Qué les dice a esas personas?

Me parece extraordinario, es un tema de libertad ciudadana, pero no es la mayoría del país, lo dicen las encuestas.

Por lo que yo veo y vivo en las comunidades donde hago política, la mayoría del pueblo está muy claro en que esto no es un proceso electoral. En la votación de la Asamblea Constituyente (el 30 de julio de 2017) Smartmatic (empresa de software del sistema de votación) dijo que alteraron los números. Se robaron las elecciones (regionales de octubre de 2017) en (el estado) Bolívar.

No se puede hablar de que esto sea un proceso electoral. Eso no quiere decir ni que abandonaste la lucha, ni que te convertiste en abstencionista…

Y Falcón no tiene posibilidad de cuidar los votos, no tiene testigos de mesa. Es un acto irresponsable. No le puedes decir a la gente que vaya a votar, pero no tener cómo cuidarle el voto (...)

Henri Falcón enfrentará el domingo a Maduro. Foto: AFP

El gobierno escogió a su oposición. Falcón fue electo por Maduro (…) Este es un proceso en el que Maduro no sólo pretende legitimarse, sino legitimar a una oposición.

Con Falcón por su lado, con otros líderes inhabilitados, con muchos otros fuera del país, sin liderazgo claro, ¿cómo va la oposición a articularse tras las elecciones?

Esta Mesa (la MUD) le dio la bienvenida a Henri Falcón. Si algo he aprendido es que en los partidos las decisiones se toman por mayoría, pero se acatan por unanimidad, porque de lo contrario no tienes forma de articular políticas y estrategia.

La oposición le dio la bienvenida a Henri Falcón, que venía del chavismo. No tuvo la capacidad de asumir una estrategia en la que todos participamos. Una decisión en la que él participó. Sabía que no había condiciones y que muchos de nuestros candidatos no podían participar.

En concreto qué van a hacer tras las elecciones, porque las actividades de calle que convocan llevan mucho tiempo sin atraer gente.

No hay manera real de saber qué es lo que prende la mecha del entusiasmo de calle, pero tenemos la responsabilidad de estar allí. No podemos decir que la calle es un espacio que se abandona, porque no se ha perdido ni se va a perder jamás.

Viene una etapa política diferente: algunos piensan que viene más persecución, muchos tendrán miedo de su propia libertad y de su propia vida.

¿Qué le pide en concreto a la comunidad internacional cuando la oposición reclama presión? ¿Más sanciones?

La comunidad internacional tendrá que saber lo que tiene que hacer, tiene suficientes mecanismos diplomáticos para hacerlo.

¿Pero qué espera?

Hay cosas de las que prefiero no hablar, pero te puedo decir que hay que intensificar la presión para traer ayuda humanitaria. El país no puede esperar a que Nicolás (Maduro) se vaya para comer y tener medicinas.

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