Algunas participantes acusan a Osmel Sousa, exgerente de la organización del certamen, de pedirles que consiguieran patrocinios a cambio de favores sexuales

El Deber logo
2 de abril de 2018, 10:19 AM
2 de abril de 2018, 10:19 AM

Patricia Velásquez, candidata a Miss Venezuela 1989, desvela en su libro autobiográfico Sin tacones, sin reservas(2015) que se prostituyó antes de alcanzar la fama. Fue una revelación que en su momento pasó casi desapercibida, pero que ha cobrado sentido tras la trama de escorts y corrupción en el famoso certamen de belleza de su país.

Ningún testimonio suena ahora aislado. Las exreinas han decidido ventilar sus experiencias de acoso en el concurso. Migbelis Castellanos, representante de Venezuela en Miss Universo 2014, ha señalado a Osmel Sousa, el exgerente de la organización del certamen, de haberle pedido que consiguiera el patrocinio de un empresario o funcionario del Gobierno a cambio de sexo para costear los gastos de su candidatura. En una entrevista a Telemundo recuerda que el “zar de la belleza” –como es conocido Sousa– le preguntó antes de competir con otras candidatas internacionales: “¿Tú no tienes a alguien que pague?”.

Sousa, que ha renunciado sorprendentemente en febrero a la jefatura de Miss Venezuela, niega haber mediado entre concursantes y patrocinadores que exigen sexo como pago. “Que se investigue, y que se investigue de verdad, que se presenten pruebas, no chismes. Luego de casi 40 años, ¿tú crees que si Miss Venezuela mantuviera una red de prostitución, Venevisión no se hubiera dado cuenta? Ahora bien, si hay alguna niña que después de salir del concurso hace una vida irregular, eso no es responsabilidad mía ni de Miss Venezuela ni de Venevisión”, dijo en una entrevista concedida al portal Runrunes.

Son pocas las declaraciones que ha ofrecido después de que se separara del concurso que dirigió durante más de 40 años. Pero su silencio se rompió hace unos días, casi un mes después de que estallara el escándalo que relaciona a exreinas con corrupción y prostitución que provocó la semana pasada el cierre del certamen por decisión de sus propios organizadores, la empresa televisiva Cisneros Media.

Sousa, famoso por ser implacable con las aspirantes, dice que no ha amasado una fortuna por negocios irregulares y que su divorcio con Cisneros Media ha obedecido a diferencias con varios directivos que desautorizaron algunas de sus decisiones en los últimos años. Pero su intento por aclarar el tema ha quedado sepultado por la ola de denuncias de una posible red de prostitución en el certamen y otros negocios ilícitos que involucran a sus participantes. El más ruidoso, y el que ha provocado el hervidero, es la relación de Claudia Suárez, primera finalista de Miss Venezuela en 2006, con el magnate Diego Salazar, arrestado por la trama de la Banca Privada de Andorra que ha servido para el desfalco de 2.000 millones de dólares de Petróleos de Venezuela.

Suárez fue el señuelo para depositar más de un millón de dólares en las arcas del paraíso fiscal, según una investigación publicada el 20 de enero en EL PAÍS. Zoraya Villarreal es una veterana reina y animadora de televisión a la que también se ha asociado con Salazar, primo de Rafael Ramírez (exministro de Energía y Petróleo y expresidente de PDVSA), por dirigir su fundación benéfica en el país sudamericano. La revelación de estos casos dio pie a que otras antiguas reinas denunciaran las conexiones de participantes con empresarios o altos jerarcas del chavismo.

La legión de “enchufadas”

Enchufado es un término peyorativo en Venezuela. Significa una persona que se vale de sus conexiones con figuras de poder para acceder a altos cargos, negocios o riquezas procedentes del erario público. Con esta palabra se han insultado muchas exmisses desde que reventó el escándalo. Anarella Bono, exesposa del actual director del Banco de Desarrollo Económico y Social de Venezuela, y Debora Menicucci, esposa del presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Maikel Moreno, han admitido en un vídeo ser “enchufadas” y han amenazado con revelar a otras compañeras vinculadas con altos funcionarios. “Ya nosotras somos parte de la regleta”, asevera la pareja de Moreno.

Otras, sin embargo, han rechazado propuestas de patrocinios procedentes de poderosos. Vivian Sleiman, candidata del concurso en 2001, ha relatado que se había reunido con un “patrocinador” por petición de los organizadores de Miss Venezuela. Su recuerdo sobre ese encuentro es bochornoso, el hombre que le habían solicitado conocer estaba casi desnudo al momento de presentarse. “He escuchado de trata de mujeres y de una red de prostitución”, afirma a Telemundo.

Muchas han experimentado estos episodios, mientras que otras han escuchado testimonios. Andreína Castro, exrepresentante del Estado de Aragua en 2009, ha admitido que una propuesta común es ser damas de compañías a cambio una jugosa cantidad en dólares.