El Partido de los Trabajadores se queda sin candidato para las elecciones de octubre. Hay movilizaciones contra la decisión de la Suprema brasileña. "No iban a dar golpe para que me dejen ser candidato", dijo

El Deber logo
5 de abril de 2018, 11:25 AM
5 de abril de 2018, 11:25 AM

Poco después del voto decisivo de la ministra Rosa Weber, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (PT) comentó, resignado, con un grupo restringido de aliados que acompañaban con él el juzgamiento de su pedido de habeas corpus en el Supremo Tribunal Federal (SFT), que “no iban a dar el golpe para que me dejen ser candidato”, según publicó Veja.com

La frase fue interpretada por dirigentes y líderes petistas como una admisión de que está fuera de la disputa electoral, aunque el PT pública insista en mantener el discurso sobre la permanencia de la candidatura de Lula a la presidencia, incluso si el expresidente va a la cárcel. “Esto fue para intentar sacar a Lula de la elección, pero podemos registrar la candidatura de él, aunque esté preso. Creo que Lula va a quedar poco tiempo en la prisión”, afirmó el diputado estatal José Américo Dias (PT).

Mientras tanto, los petistas comenzaron a publicar en las redes sociales el hashtag #LulaValeALuta. El objetivo es evitar que el desánimo con la derrota en el SFT contagie a la militancia y al electorado del PT.

Las declaraciones se hicieron ante unas 500 personas que llenaron la sala principal del Sindicato de los Metalúrgicos de la ABC, luego después del voto de Rosa. Antes, en cada intervalo, los que apoyan a Lula bailaban, tocaban batucadas o se manifestaban en defensa del petista. Después quedaron en silencia durante varios minutos, hasta que la organización tocó a través de los altoparlantes la música de las caravanas de Lula. Muchos se fueron.

Brasil comienza a medir hoy el impacto de la decisión adoptada de madrugada por la Corte Suprema, que dio luz verde a la detención del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, figura política central desde hace cuatro décadas y favorito para las elecciones de octubre.

El líder de la izquierda, que según juristas podría ser detenido la próxima semana, cuando su defensa agote sus últimos recursos, aún no ha reaccionado al fallo y se ignora la determinación de sus aliados para contraatacar después de lo que consideran una condena injusta.

El Partido de los Trabajadores (PT) dijo que la Corte Suprema sancionó "una violencia más" contra el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, condenado a 12 años prisión por corrupción, al negarle un "habeas corpus" que le deja a un paso de la cárcel.

"Nuestra Constitución fue rasgada por quien debería defenderla y la mayoría del Tribunal Supremo sancionó una violencia más contra el mayor líder popular del país, el expresidente Lula", señaló la formación de izquierdas en Twitter.

El PT, que fundó el propio Lula en 1980, indicó además que "hoy es un día trágico para la democracia y para Brasil", pocos minutos después del dictamen de la máxima corte del país, que definió por por seis votos a cinco tras casi once horas de deliberaciones.

"No hay justicia en esta decisión. Hay una combinación de intereses políticos y económicos, contra el país y su soberanía, contra el proceso democrático, contra el pueblo brasileño", resaltó.

"Lula es inocente y eso será proclamado en un juicio justo", agregó el PT, que subrayó que seguirá defendiendo la candidatura de Lula para las elecciones de octubre "en las calles y en todas las instancias hasta las últimas consecuencias".

"La nación y la comunidad internacional saben que Lula fue condenado sin pruebas, en un proceso ilegal" con "jueces notoriamente parciales", completó.

 

Evo rechaza

 

El presidente de Bolivia, Evo Morales, aseguró que "la verdadera razón" del proceso judicial contra el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva "es impedir que vuelva a ser presidente de Brasil".
 "A
la oligarquía no le interesa ni la democracia ni la justicia.
La verdadera razón de la condena al hermano Lula, es impedir que vuelva a ser presidente de Brasil. La derecha jamás le perdonará haber sacado de la miseria a 30 millones de pobres. Estamos con los líderes del pueblo", escribió Morales en Twitter.

La Corte Suprema de Brasil rechazó un "habeas corpus" presentado por la defensa del expresidente y le abrió así las puertas de la cárcel al líder más popular del país, condenado a doce años de prisión por corrupción.

La decisión de enviar a Lula a prisión queda ahora en manos del Tribunal Regional Federal de la Cuarta Región, corte de segunda instancia que amplió de nueve a doce años la pena.


Lula da Silva tiene plazo hasta el próximo martes para presentar un último recurso para intentar evitar su encarcelamiento.
Tal opción es la última esperanza que le queda al ex jefe de Estado, el líder más emblemático de Brasil y quien encabeza los sondeos de intención de voto para las elecciones presidenciales de octubre próximo.

 

Lula, el héroe obrero rumbo a la cárcel

 

Fue el niño pobre que venció al hambre, el metalúrgico que sedujo al mundo con su Brasil imparable y ahora un condenado por corrupción camino a la cárcel. Luiz Inácio Lula da Silva ha tenido muchas vidas, pero a los 72 años, puede iniciar la menos gloriosa de todas.

El destino de quien Barack Obama calificaba hace una década como "el hombre" había quedado en manos de la corte suprema, después de que un tribunal de apelación le condenara a más de 12 años de cárcel por recibir un apartamento de lujo de una constructora involucrada en el escándalo de sobornos en Petrobras. 

Solo el Supremo tribunal Federal (STF) podía darle tiempo extra a Lula, que hace un mes reconocía a la AFP que la idea de ir a la cárcel pasaba "todos los días" por su cabeza. Pero este miércoles esa instancia rechazó el habeas corpus solicitado por su defensa.

"Yo no robé. Quiero pelear con el Ministerio Público. Quiero defender mi honra. No voy a permitir que una banda de jóvenes me llame ladrón", lanzó entonces, al referirse a los fiscales y jueces de la Operación Lava Jato sobre la red de corrupción centrada en la petrolera estatal.

Lula, que gobernó la mayor economía latinoamericana de 2003 a 2010, se considera víctima de un "pacto diabólico" de las élites para impedir que gane las elecciones de octubre, en la cuales es favorito, con más de un tercio de intenciones de voto.

Esta guerra empezó en marzo de 2016, con la policía despertándolo al alba para llevarle a declarar. Ya no hubo vuelta atrás en la escalada. 

En julio de 2017, el juez de primera instancia Sergio Moro lo condenó a casi diez años de cárcel. La pena fue aumentada en enero a 12 años y un mes por una corte de apelación.

Con otros seis procesos abiertos, la confrontación ha resucitado al combativo líder sindical que no paró hasta saltar de la fábrica al palacio de Planalto; pero los escándalos y la crisis han oxidado aquel histórico 87% de popularidad con el que dejó la presidencia en 2010.