Su hijo, Víctor Parada, fue detenido en el aeropuerto de Malasia con 650 gramos de droga. Fue condenado a la horca. Ahora espera la abolición de la pena de muerte

El Deber logo
13 de octubre de 2018, 4:00 AM
13 de octubre de 2018, 4:00 AM

Silvia Vargas está sobrepasada por la crisis que le significó para su familia la detención de su hijo, Víctor Eduardo Parada Vargas, en Malasia, condenado a la pena capital por tráfico de drogas. Así habló con EL DEBER, desde Benilloba (Alicante, España), donde reside junto a su nieto, Lucas, de siete años y trabaja cuidando personas mayores. Se muestra feliz por la posibilidad de que su hijo no enfrente la pena de la horca, pero alerta que continuará detenido, para lo cual necesita ayuda para continuar en la defensa de su primogénito.

¿Las autoridades de Malasia anticiparon que el lunes se podría suspender la pena de muerte en ese país, lo que podría beneficiar a su hijo, ¿cómo se siente al respecto?

Nos hemos comunicado con el Gobierno boliviano para que nos pueda asesorar al respecto. Ellos están confirmando la medida para ver cómo beneficiará a mi hijo. Tenemos mucha esperanza de que así sea. Para nosotros ha sido una sorpresa, por lo que esperamos su confirmación, ya que mi hijo fue condenado a la horca.

¿En qué circunstancias fue detenido Víctor?

Fue detenido por tráfico de drogas. Había ingerido unas cápsulas con 650 gramos de droga. Eso es lo que yo vi en la declaración judicial que nos dieron en Malasia. Esto ocurrió el 27 de octubre de 2013, van a ser 5 años.

¿Ud. pudo hablar con su hijo sobre lo que pasó?

No pude hablar hasta ahora con él. Solo lo he visto en la audiencia en Malasia. Solo he visto la declaración de él. En el expediente Víctor reconoce el delito, pero dice que fue extorsionado y amenazado con su familia si no ejercía este tráfico. Él tenía una deuda con aquella persona. Por eso me he enterado de lo que ocurrió.

En caso de librarse de la pena de muerte, ¿qué pasos adoptará la familia para continuar con el caso?

Estamos pendientes. Las leyes en Malasia son diferentes a las bolivianas. Esperamos el informe al despacho del abogado para poder hacer una audiencia para una apelación, que quizás sea al año que viene. Él no está condenado a pena de prisión, está condenado a la horca. Un juez lo condenó a la horca y no sabemos cuándo lo van a ajusticiar, porque ellos le avisan al abogado 24 horas antes de la ejecución de la pena. Desde enero, Víctor está presto para la sentencia y podría ser ejecutado en cualquier momento. Pero no hay fecha para ello.

¿La condena debe ejecutarse en cualquier momento?

Así es. Ellos nunca ponen fecha de condena, en ningún caso. Por eso, me volví loca cuando me enteré de que mi hijo podía ser ejecutado. Yo pensaba que era como las leyes en Bolivia. Que si a los cinco días no hay una apelación, la sentencia es ejecutada. Sin embargo, las leyes malayas son diferentes. Mi abogado reunió todas las pruebas de que verdaderamente hubo muchas irregularidades en el juicio. Nosotros tenemos la esperanza puesta en una apelación de la pena máxima. De todas maneras tengo que buscar a mi hijo.

¿Necesita ayuda su familia para enfrentar este caso?

Primero quiero agradecer a los medios de comunicación por todo el respaldo que hemos recibido. También del Gobierno boliviano que, pese a todo, nos ha colaborado en todo. Nosotros tenemos derecho a una ayuda. Agradezco al pueblo boliviano por su solidaridad en un tema que es tan delicado. Ahora necesito mucha ayuda porque no tengo medios para viajar a Malasia. No tengo trabajo y estoy económicamente desbordada. Estamos acorralados por las deudas y ahora me encuentro delicada de salud. Los que quieran ayudarnos puede encontrar mi nombre en Facebook para poder contactarnos. Estoy con Lucas, el hijo de Víctor, y es una situación muy difícil.

Tags