El magistrado es parte de la operación Lava Jato que investiga los actos de corrupción de las empresas brasileñas en varios países

El Deber logo
6 de abril de 2018, 7:18 AM
6 de abril de 2018, 7:18 AM

A Sergio Moro, juez federal de Brasil, no le tembló la mano para condenar al Luiz Inácio Lula da Silva, expresidente de ese país, a 12 años de prisión por estar involucrado en el caso Lava Jato, uno de los mayores escándalos políticos de la nación vecina. Con el pasar de los meses el magistrado ganó notoriedad por su papel en la lucha anticorrupción.

Su figura y su modo de actuar divide a la opinión pública en Brasil, ya que también ha puesto en su contra a los seguidores de Lula y por si fuera poco también puso, en su momento, contra las cuerdas al gobierno de la expresidenta Dilma Rousseff.

Según la BBC, Moro ha puesto tras las rejas a políticos y algunos de los empresarios más ricos de Brasil. En sus redes cayeron desde exdirectivos de Petrobras hasta los dueños de las mayores constructoras del país, pasando por políticos de primer y segundo nivel en movimientos que, poco a poco, estrecharon el cerco sobre una de las figuras intocables de la política regional.

Moro nació hace 45 años en la ciudad paranaense de Maringá, ahí se graduó en Derecho y se convirtió en juez en 1996. Abogado y profesor universitario, completó su formación en la Universidad de Harvard, en Estados Unidos.

Ante los medios de su país, el juez admitió haberse inspirado y además es un gran estudioso de la histórica operación Mani Pulite (manos limpias), que desarticuló una red de corrupción en Italia en la década de 1990.